viernes, 19 de agosto de 2016

Sin Olvido Diego Felipe Becerra

Agosto 19 de 2011 - Agosto 19 de 2016.

Diego Felipe Becerra Lizarazo tenía 16 años cuando fue asesinado por agentes de la policía. Diego era estudiante de último grado en el Colegio Bilingüe El Bosque de Bogotá, donde fue homenajeado y sus padres recibieron su grado póstumo durante una ceremonia. Para sus amigos y familiares era un joven talentoso, enérgico, inconforme, quién a través del grafiti y en compañía de sus amigos expresaba su sentir.

El 19 de Agosto de 2011 Diego junto con 3 amigos y una amiga decidió salir de su casa para pintar grafitis, al llegar al puente de la 116 con Boyacá fueron perseguidos por policías, sabiendo lo que sucedería al ser alcanzados por los efectivos empezaron a correr. En ese momento Diego nota que su amiga quedó atrás y decide devolverse para ayudarla, al ver que ella no es capturada por los uniformados sigue corriendo hasta llegar a una calle cerrada, allí se esconde detrás de un árbol, luego de un breve tiempo decide salir y es requisado por el patrullero Wilmer Alarcón. Posterior a la requisa, Diego decide salir nuevamente a correr, es en ese momento y en completo estado de indefensión, que Diego recibe un impacto de bala por la espalda, las investigaciones aseguran que el patrullero Wilmer Antonio Alarcón informó a la Central de los hechos sucedidos.

Posterior a esto en la escena, aparece un carro, según testigos de propiedad de un policía en retiro, allí Diego Felipe fue transportado hasta la Clínica Shaio ubicada al norte de Bogotá, sin embargo fue demasiado tarde. Diego, que luchó por aferrarse a la vida, para insistir desde sus sonrisas y los colores de sus grafitis en un mundo diferente, dio su último suspiro a las 10.30 de la noche, de ese viernes 19 de agosto.

En materia jurídica, el 29 de Noviembre de 2011 El Consejo Superior de la Judicatura trasladó el caso de la Justicia Penal Militar la investigación contra el patrullero Wilmer Alarcón por el asesinato de Diego Felipe, pasando a manos de la Fiscalía.

En febrero de 2012 la Fiscalía 13 imputó cargos al patrullero Wilmer Antonio por el delito de homicidio agravado y no por homicidio culposo, pues dicho funcionario tenía conocimiento previo, debido a la requisa practicada, que Diego no se encontraba armado. 

Durante la investigación se conoció la versión de un hombre que dice ser el conductor de la buseta que, según él, fue abordada por Diego y sus amigos. 

El conductor interpuso una denuncia por asalto, hecho que habría desencadenado la persecución policial en la que, según la versión de las autoridades, murió el joven. 

En declaraciones dadas a la prensa el conductor asegura que cuatro jóvenes ingresaron al autobús que conducía y lo asaltaron junto a los pasajeros que viajaban en el vehículo. Uno de los ladrones, según el testimonio, era Diego Felipe Becerra.

En Junio de ese mismo año fueron llamados a declarar el Subteniente Rosemberg Madrid Orozco, coordinador del CAI Andes, el Subteniente Juan Carlos Barrero, los patrulleros Nelson Castillo y Freddy Navarrete por mentir en sus primeras declaraciones y por ayudar en la alteración de la escena del crimen. Además se interrogó al entonces Subcomandante José Vivas y Jesús Arévalo, Comandante de la policía en Suba, quienes actualmente se desempeñan como Coroneles.

Dos meses después, testigos declararon ante la fiscalía 201 de Bogotá, que vieron al Comandante Francisco Patiño, quien hoy es General, y a 3 Coroneles hablando con el conductor Jorge Narváez de cómo debía denunciar y qué características debía dar para hacer parecer que Diego Felipe era un atracador de buses junto con sus amigos.

Además la fiscalía citó a interrogatorio al patrullero Wilmer Alarcón y a Héctor Hernando Ruíz, abogado de Wilmer Alarcón porque según testigos, Ruíz estuvo presente en la escena del crimen. 

Por su parte, la Procuraduría destituyó el 13 de junio de este año al patrullero Wilmer Alarcón por 10 años y ese mismo mes se conoció que el fiscal que lleva actualmente el caso recibió amenazas en contra de su vida por la investigación que se adelanta por manipulación de la escena del crimen.

Los padres de Diego Felipe Becerra a través de una carta enviada al presidente del Congreso, el senador Juan Fernando Cristo han pedido suspender el ascenso del general Francisco Patiño. En la carta los padres de Diego Felipe Becerra señalaron que sería una afrenta a la condición de víctimas que al general Patiño se le reconociera cuando está siendo investigado por la Fiscalía y otras autoridades por haber participado, posiblemente, en la manipulación de la escena del crimen. 

Durante el 2016 los patrulleros Fredy Sneyder Navarreta y Nelson Daniel Rodríguez aceptaron su responsabilidad en los delitos de favorecimiento en homicidio, alteración y destrucción de elemento material probatorio y falsedad ideológica en documento público, y señalaron que recibieron presiones de sus superiores, también continuaron las amenazas a los testigos del caso, a la familia de Diego y al fiscal encargado.

Igualmente en el transcurso del año, el subintendente de la Policía Nelsón Tovar fue condenado a ocho años de cárcel reconociendo su participación en el crimen al proporcionar el arma con la que se pretendía inculpar a Diego.

Son muchas las preguntas que aún están sin resolver, ¿por qué si el general Francisco Patiño estaba siendo investigado, recibió su ascenso a mayor general?, ¿Por qué continúan las amenazas  a la familia de Diego y al fiscal que lleva el caso?

Las preguntas son innumerables y mientras la Fiscalía intenta investigar éste caso, que se constituye en uno más de abuso policial, su familia, amigos, conocidos, jóvenes, mujeres, hombres y artistas recuerdan hoy la memoria viva de Diego Felipe, un joven que sólo pintaba grafitis en Bogotá.

Diego Felipe Becerra Lizarazo en la Memoria

Diego Felipe Becerra Lizarazo Sin Olvido.

martes, 19 de julio de 2016

Christian David Aragón Valenzuela y Sol Ángel Mina

Memoria ante la impunidad
19 Julio 2015 - 19 Julio 2016

Se conmemora un año sin  Christian David Aragon Valenzuela y Sol Ángel  Mina, jóvenes de 15 y 16 años, asesinados por  neoparamilitares, entre ellos, alias "Mongo", "Alipio", "Mono Cocha" integrantes de las estructuras "Gaitanistas" en la comuna 4 de Buenaventura. Hoy pasado un año los mandos de estas estructuras y sus beneficiarios gozan de la libertad y de sus negocios.

El crimen ocurrió en el 19 de Julio en la calle Matasiete, a unos 500 metros del Espacio Humanitario. Los paramilitares intentaron llevarse a la fuerza a Christian cuando transitaba por el lugar e ingresarlo a una casa a dónde pensaban "picarlo". Christian logró escapar para ir a su hogar, el único lugar de protección, pero recibió dos tiros mortales

Christian caminaba junto con Sol, quien resultó gravemente herido tratando de evitar que se llevaran a Christian. El paramilitar "Mongo" apuñaló a Sol Angel y luego le dispararon.

Muy cerca del lugar se encontraban unidades de la Infantería de Marina y unidades policiales, los policiales trasladaron a Christian al Hospital donde falleció minutos antes de ingresar, horas después la misma suerte corrió Sol.

Los responsables materiales de los asesinatos están vinculados en una investigación penal, otros están libres; los mandos medios de esta estructura "Gaitanistas" detenidos y uno de ellos desde la prisión amenazando de muerte.

Un año en que la investigación penal no ha identificado a sectores poderosos que se benefician de la violencia neoparamilitar. Un año en que empobrecidos enceguecidos con el poder local que le otorgan sus "Patrones armados", continúan sirviendo con la sangre y el terror a la seguridad de aquellos que acumulan riqueza, exterminando a los excluidos.

Christian y Sol viven en esa memoria familiar, en la pequeña memoria colectiva que va cimentando la justicia, más allá de una débil verdad procesal.

Sin Olvido

19 de julio de 2016

miércoles, 18 de mayo de 2016

Rogelio Martínez Mercado


18 May 2010 - 18 May 2016 (Foto: Sean Hawkey)


Escrito de Cendi Torres a su papá Rogelio Martínez (Mayo 18 de 2016)

Cada vez que veo a un campesino, trabajador, estudiante, maestro, hombre o mujer luchando por su derechos, recuerdo a Rogelio, recuerdo al hombre que día tras día y a pesar de todas las cosas que pasaban en nuestro pueblo nos convencía de que la mejor forma de enfrentar el terror, las amenazas y el dolor era riendo, riendo en la cara de quienes nos perseguían, riendo en la cara de quienes nos obligaban a tener miedo.

La alegría y la valentía que lo caracterizaban era su única arma, el arma de aquellos que luchan por la vida no puede ser otra que la alegría, por eso cada vez que veo a un compañero o compañera en la calle y en el campo trabajando por un país diferente en sus rostros veo a Rogelio, en su consignas escucho la risa de Rogelio y en su fuerza, la fuerza de todos los hombres que alguna vez cayeron en las garras del cobarde, del que anula, en las garras del que le teme a la paz porque su negocio es el terror.

Hoy 18 de mayo de 2016 veo a Rogelio Martínez en la posibilidad de la paz y en la celebración de la vida y celebro su vida junto a todos aquellos a quienes toco con su ejemplo, todos aquellos que algunas vez luchamos a su lado, junto a todos aquellos que sentimos la indignación de perder a un gran hombre, esposo, padre y camarada y en su memoria y la de muchos otros reafirmo mi convicción en la lucha por la memoria y contra la impunidad, en la lucha que Rogelio alimenta con su energía y con todo lo que nos heredó a las personas que tuvimos la oportunidad de construir a su lado.
Hoy Rogelio vive en cada persona que se levanta cada día con la esperanza de cambio y progreso, hoy Rogelio somos todos

A seis años del asesinato de Rogelio Martínez repetimos las líneas de Ali Primera, los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.

A ti: Esposo, Compañero, Padre, Hijo, Amigo y Camarada.
A ti: Rogelio Martínez Mercado

Cendi Torres Vergara.


Tres tiros segaron su vida, tres tiros en su cabeza, pretendieron sepultar su pensar y su corazón, eso fue en la noche del 18 de mayo, hace seis años, cuando iba a encontrarse con su amor, su amada Julia, su familia y su tierra la finca La Alemania, municipio de San Onofre, Sucre.

Desde 1996 se desarrollaron las operaciones paramilitares en Montes de María y Sucre, pero solo fue hasta 2001 cuando lograron controlar el perímetro rural en donde Rogelio, su familia y los copropietarios de la Cooperativa "La Alemania" habitaron la tierra en una propuesta colectiva.

Alias “Rubén”, lugarteniente del jefe paramilitar Rodrigo Mercado Peluffo, “Cadena” del Bloque Héroes de los Montes de María, dio la orden de desalojar porque "el patrón" necesitaba las tierras. La finca "La Alemania" luego del desplazamiento, del despojo fue convertida en desarrollo de la estrategia paramilitar, allí se perpetraron torturas, asesinatos y desapariciones forzadas. 

Rogelio en un relato decía que la tierra lo era todo para el amor, luego de recibir la titulación de la propiedad en 1997. Hacia memoria que el amor enfrentaba la ambición. Los «paras» cobraban 5 mil pesos por cabeza de ganado, con un crédito la comunidad logró adquirir 600 reses que finalmente fueron robadas por las mismas estructuras criminales. 

Ya desarraigados, las deudas de la cooperativa aumentaron en más de mil millones de pesos hasta que la propiedad entró en embargo y finalmente en remate. 

En todo este proceso el INCODER, fijado a una leyes distantes de las condiciones de violaciones sistemáticas de derechos humanos, legitimaban el embargo. 

Ese amor que siempre llevó a Rogelio a imaginar posibilidades de dignidad en 2007 motivaron a construir una propuesta por el retorno, junto con sus amores y unas familias decidieron regresar y exigir la restitución de la finca "La Alemania". 

Su asesinato en desarrollo de la misma estrategia paramilitar que él denunció no ha sido absolutamente esclarecido. La estructuras criminales continuaron intactas, reflejo de la impunidad y del soporte institucional a una estrategia de control social, político, económico y por supuesto militar. 

El 9 de abril de 2012 un fallo de segunda instancia confirmó la responsabilidad individual de Mario de Ávila Díaz por su homicidio. Junto con Ávila, había al menos 5 personas más que participaron en el crimen, todos, incluso Àvila, se encuentran libres a pesar de las órdenes de captura. No existe ninguna voluntad cierta que se muestre en el proceso penal para esclarecer y determinar las responsabilidades de agentes del Estado,de empresarios y de los ordenadores del crimen. 

El entusiasmo con que el gobierno de Santos celebró la condena de Ávila está lejos de satisfacer las demandas de verdad, de de justicia y de reparación. Todo parece ser parte de una costumbre, crear una eficacia simbólica del derecho que sirve en el fondo a la impunidad. 

Los victimarios pretendieron acabar con el pensamiento amor de Rogelio, a pesar del dolor de su muerte violenta, su pensamiento amor trasciende, está en su amor, en su familia, en sus amigos, en quienes son parte de esos miles de reclamantes de tierras que afirman su dignidad en un proyecto donde la restitución sea parte de una nueva democracia.


Rogelio Martínez Mercado en la Memoria.

Rogelio Martínez Mercado Sin Olvido.

martes, 3 de mayo de 2016

Luis Miguel Gómez Porto


                                                         Mayo 03 2007-Mayo 03 2016


Luis Miguel Gómez Porto nacido el 24 de Mayo de 1970, hijo de campesinos su pare Eugenio Gómez y su madre Cecilia Porto, vivían en la región de Montes de María, cultivando maíz, tabaco, ñame y yuca. Luis Miguel estudió en el Colegio Víctor Subiría en el municipio de Colosó, Sucre. Desde los 14 años de edad comenzó a luchar por los derechos campesinos, y estando en el colegio se desempeñó como líder comunitario; a su 25 años fue presidente de la junta de acción comunal de la vereda San Antonio. 

En 2004 fue presidente del Sindicato Sindeagricultores de Sucre, líder agrario, hizo parte de la federación de Acciones Comunales del departamento de Sucre y miembro del comité de derechos humanos.
En 2004 en un acto de señalamiento y estigmatización Luis Miguel es capturado, por la Infantería de Marina y la Sijín de la Policía seccional Sucre, con medida de aseguramiento y sindicado por el supuesto delito de Rebelión; en mayo de 2006 fue absuelto. 

El 3 de mayo del año 2007 Luis Miguel salió de su casa en horas de la mañana para visitar a su padre que vivía en la vereda Desbarrancado, Luis Miguel le dijo a su hermano Elkin que lo acompañara pero él le dijo que más tarde lo alcanzaba, luego de estar en la casa de su padre salió para la casa de la abuela de su esposa, donde desayunó y volvió a su casa como era de costumbre. Al medio día algunas personas de la comunidad escucharon disparos, pero solo hasta cuando su familia llega al lugar donde provenían los sonidos, la infantería de Marina N° 4 del municipio de Colosó no los dejo pasar cerrando la vía, diciéndoles que había un campo minado e insistiendo ante las preguntas de los familiares de Luis, que no había pasado nada.


las dos de la tarde la señora Cecilia Porto, madre de Luis Miguel, llegó llorando y un infante dijo “pobrecita ella llora porque es la madre”. En ese momento reconocieron que Luis Miguel estaba muerto, llamaron a la fiscalía para que hiciera el levantamiento del cadáver, pero antes de llevárselo arreglaron la escena poniéndole un camuflado, un fusil, unos cables y panfletos alusivos a las FARC-EP, además le quitaron quinientos mil pesos, que eran producto de su trabajo como campesino.

Al día siguiente en el periódico regional El Meridiano y en el noticiero Telecaribe anuncian que la infantería Marina había dado de baja en un combate a un guerrillero, sin embargo su familia y sus compañeros saben que él nunca se alzo en armas ni militó con las Farc.

El 27 de noviembre de 2009 un Fiscal decidió terminar la investigación contra los militares Paúl Eduardo García Lissa, el subteniente Moisés David Palermo Orozco, los cabos Iván Andrés Mejía Guayara y Ever Enrique Pienda Micahan, pertenecientes al Batallón Fusileros de Infantería de Marina No 4. La decisión judicial indica que los militares respondieron al supuesto ataque con arma de fuego que el campesino Luis Miguel había emprendido contra ellos, y reforzaron estos falsos testimonios con las pruebas de los peritos comisionados por la Fiscalía para analizar el arma de la que supuestamente el campesino disparó determinando que el campesino Luis Miguel Gómez si había disparado contra los Militares.

Su familia, conocidos y los campesinos miembros del sindicato Sindeagricultores saben que es ilógica una batalla entre 50 Infantes de marina y un campesino en estado de indefensión pues él no portaba ningún arma.

La ejecución extrajudicial de Luis dejó un niño de 14 años, y a su esposa Marisela Ortega Gómez quienes lo recuerdan como un esposo ejemplar, responsable de su hogar, amoroso, alegre, al que gustaban las cabalgatas, además de compartir con sus amigos y su familia.

Luis Miguel Gómez Porto en la Memoria 
Luis Miguel Gómez Porto Sin Olvido

lunes, 25 de abril de 2016

Jaime Gómez , diez años en el corazón

 23 de abril 2006 - 23 abril 2016

Son diez años y a veces parecen días, si acaso meses. Hay momentos en que sigo preguntándome por qué, y en que me digo a mi misma que no es posible. Son instantes donde uno cree que la maldad, el odio, la violencia y el silenciamiento de la diferencia no existen. Son momentos en los que una pregunta ética y moral inundan el pensamiento y el corazón, y en los que uno necesariamente se interroga por el tipo de país y de mundo que haría posible que esto no volviera a ocurrir.

Papi, parece que después de muchos años e intentos la paz es posible. Frente a la negociación entre el gobierno y las FARC-EP ha habido avances significativos, incluidos acuerdos que tienen que ver con los derechos de los sujetos victimizados. No es un acuerdo perfecto, pero es la posibilidad de torcer un camino que se ha vuelto destino en Colombia. Es la posibilidad histórica de decir que caminando con la violencia no vamos a encontrar al final del trayecto la radicalización de la democracia ni ninguna forma política, social y económica alternativa al capitalismo y al liberalismo. Algunos y algunas se oponen al proceso de paz, no porque les interese construir un país en el que la política no esté cruzada por la eliminación física del contradictor, sino porque han hecho de la guerra su modus operandi, su forma de ver, sentir y hacer en este mundo. Porque la guerra les ha significado dividendos políticos y económicos, y porque han puesto por encima el odio y la venganza en un país que le ha enseñado a la gente que más vale odiar y desconfiar, que construir desde la solidaridad, el amor eficaz y el cuidado horizontal.

Con muchos y muchas he caminado estos más de tres años del proceso de paz, convencidos de que es urgente que cesen los fusiles y se eleve el conflicto social (Hijos e Hijas, 2012), porque será en un escenario en el que no nos maten por pensar diferente, en el que tendremos la posibilidad de convertirnos realmente en opción política. En estos años hemos visto como al tiempo que se habla de paz, la violencia paramilitar, estatal, de la extrema derecha se mantiene. Como defensores de derechos humanos, activistas, indígenas, afrodescendientes, campesinos, víctimas y mujeres han sido asesinados, hostigados, amenazados por exigir sus derechos. Sabemos que la paz es el principal obstáculo para la máquina de guerra y exclusión, y entonces convencidos de que una paz no hegemónica es el camino, nos estamos preparando para disputar el sentido de la transición que se avecina.

No creemos en una transición plana y lineal de la guerra a la paz, del amor al odio, del odio a la reconciliación, del atraso al desarrollo, sino que más bien entendemos que en este momento se exacerban las contradicciones sobre el tipo de país que distintos actores queremos construir. No creemos en la transición hegemónica que quiere dejar todo intacto, sin modificar las causas estructurales que generaron la guerra, una transición que se sigue apoyando en  un desarrollo que profundiza las desigualdades internas del país y las que tenemos con el norte global. Como no queremos esa transición, lo que hacemos día a día es tratar de plasmar en la práctica el país que soñamos, una Colombia que dignifique a su pueblo, y en la que la verdad, la justicia y la práctica de la diferencia sean posibles.

Ese país no podemos construirlo solos. Requiere de la gente que de tanta violencia se ha tornado indiferente. Requiere de todos aquellos que deciden como parte de una convicción política dejar las armas y buscar la construcción de alternativas desde la civilidad. Requiere de un proceso de paz con el ELN y el EPL que permita pluralizar el campo político y aunar fuerzas para diputarle a la transición hegemónica su noción de paz y su propuesta de país. Requiere un amplio movimiento social y político capaz de articular visiones y acciones, dejando atrás las divisiones, los sectarismos y los protagonismos, explotando al máximo su capacidad inventiva y de imaginación política. Requiere la desmovilización real del paramilitarismo y la del Estado. Requiere que las garantías para la pluralización de la democracia se hagan reales, así como garantías para que dejen de asesinar a quienes piensan distinto y se oponen a la máquina neo-extractivista, una nueva forma de sembrar la muerte en el territorio. Y requiere, por supuesto, que los derechos de los sujetos victimizados sean realmente materializados, más allá del discurso, porque si alguien debe ser dignificado en este escenario son las víctimas, todas ellas, incluidas sus propuestas sobre verdad y justicia, que no son sólo sus derechos sino sobre todo pilares fundamentales para construir otra sociedad.

De allí que sea necesario que los acuerdos sobre los derechos de las víctimas garanticen un trato equitativo a las víctimas de la guerrilla y del Estado, y que finalmente el Estado reconozca que ha empleado la violencia como una manera de asegurar en el poder a ciertas élites, y que éstas tienen una importante responsabilidad en lo que ha ocurrido en el país. Como te pedí el 21 de marzo, 10 años después del día en que te llevaron, que sepamos la verdad y que se haga la justicia que tu, tu familia y quienes caminaron siempre contigo merecemos. El lunes, como muchas otras veces, en familia te recordamos, te pasamos por el corazón, y evocamos todo lo que nos diste, y nos sigues dando. Gracias por seguir siendo un puente entre la vida y la paz, y entre el pensamiento crítico y la acción.

Te extrañamos y amamos, hoy y siempre.  

Antígona Gómez  

lunes, 18 de abril de 2016

Eduardo Umaña Mendoza

Abril 18 de 1998 - Abril 18 de 2016

Los noventas huelen a humo de silenciador. Silenciador de bala, de calle, de pasamontañas, de orejas, sentidos, ojos, de niños y ancianos. Los dos mil, saben a lágrima salada, cansado desplazado, dormida conciencia.

Dieciocho años con humos que oscurecen los horizontes y sinsabores que apestan las voces. Dieciocho de nuevos viejos caminos a los olvidos. Nuevo siglo que no es el mismo pero es igual; nuevo siglo con más cruces, más agonías.

Eduardo Umaña Mendoza, amigo del alma, amigo de sueños, amigo de travesuras. Eduardo hijo del maestro Eduardo Umaña Luna, abogado penalista y de una bella mujer, Chely, su incansable cómplice.

Su incansable búsqueda de la verdad lo llevó a defender importantes casos en pro de los derechos humanos. Había seguido el caso de los desaparecidos del Palacio de Justicia, defendió a sindicalistas y a numerosas víctimas de violaciones a los derechos humanos.

Después de las múltiples amenazas que recibió en su vida, José Eduardo Umaña, fue asesinado, sus victimarios desarrollaron una acción encubierta dirigida desde una Brigada militar 20, luego de que dos hombres y una mujer al haberse hecho pasar por periodistas entraron a su oficina y trataron de secuestrarlo. Eduardo se negó a ser llevado a la fuerza. Siempre lo había dicho si vienen por mí y me pretenden desaparecer yo no me dejo llevar. Por eso, le dispararon.

Un sábado 18 de abril, antes del medio día, en su apartamento, lugar habitado por la búsqueda insaciable de la justicia, espacio pequeño que albergó grandes ideales, en que se dispersaron humaredas de cigarrillo para apaciguar la ansiedad, en que se esparció el aroma del café por todo rincón, en ese nicho de acogida, en donde el llanto de los excluidos encontraba reposo, los perseguidos judicialmente encontraban esperanzas, y las víctimas de Crímenes de Estado una mano amiga, en ese recinto fue asesinado José Eduardo Umaña.

Su opción por la vida, justicia real como democracia plena, derechos de los pueblos como concreción de los derechos humanos, lo llevó a asumir la posibilidad de saberse cierto de la tortura, la desaparición forzosa o de su asesinato del Estado, por eso prefirió morir enfrentando a sus victimarios, se enfrentó a aquellos que fueron a cumplir la misión que otros, diseñaron y definieron, esos otros que hoy siguen disfrutando de honerosas pensiones militares, usufructuando el poder político y económico en Colombia.

La primera orientación de la investigación permitió evidenciar el papel desempeñado por los miembros de las fuerzas armadas y del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, de la Fiscalía la que se fue diluyendo en medio de un montaje procesal con un falso "testimonio espontáneo" de un detenido de la prisión de Guaduas que dijo conocer los asesinos de José Eduardo Umaña Mendoza.

Once años después, Salvatore Mancuso confesó ante la Fiscalía que el asesinato de Umaña Mendoza se dió bajo la orden de las AUC, después de que se reunieran sus jefes, entre los que se encontraba Carlos Castaño, en una finca de nombre “La Marranera”. Su versión inicial y la forma como fue divulgada la noticia por las fuente oficiales ocultaron los nombres de los responsables en altos mando militares de su asesinato. En  2011, el caso fue llevado por la esposa Patricia y su hijo Camilo iniciaron una demanda al Estado colombiano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Dos días después de su asesinato, el 20 de abril cuando fue inhumado se experimentó como ese día gris, un gran llanto y un gran dolor, entre ellas se reflejó su gran compromiso con la gente, con la victimas, su ingenio para reivindicar los derechos humanos, su audacia para afirmar los derechos de los pueblos, su valentía para enunciar fuertemente lo que muchos temían decir, para construir una y otra vez un país donde fuera posible vivir.

Camilo Umaña Hernández, expresión del hijo, pero también de esa sensibilidad de la madre, la compañera, Patricia, la lealtad suprema, la incondicional: “Estos 15 años de injusticia e indignación no podrían ser subtitulados de muerte porque la vida de mi padre ha brotado en muchas partes, formas y personas. Estos son años de una profunda trascendencia que se siente en el colegio Eduardo Umaña Mendoza, en grupos de debate, universidades, activistas, defensores de derechos humanos y sindicatos. En estos 18 años bien vale hacer una acción de gracias. Con los pies firmes, agradecer a Eduardo Umaña Mendoza por no doblegarse, por insistir, por su ternura y solidaridad con los desaparecidos, con los muertos y torturados, con los puestos injustamente en prisión y con los que buscan otro futuro para su país. Quince años de “más vale morir por algo que vivir por nada”.

Esa es nuestra certeza, esa es nuestra experiencia, ese es nuestro sentir, en la memoria continuamos elaborando el duelo de aquel que nos inspiró, quien nos inspira a construir y a enfrentar, como el Quijote. A luchar y a imaginar un país alegre, bello, justo y en paz.

Recae en cada ser humano, entonces, la responsabilidad, no sólo de conmemorar su muerte sino de procurar siempre la verdad, la defensa de los Derechos Humanos, la justicia y la paz. Procurar que la memoria sea un paso más en la construcción de una nueva sociedad, que sus palabras sigan inspirando a muchos y muchas

José Eduardo Umaña Mendoza, en la Memoria.
José Eduardo Umaña Mendoza, Sin Olvido.

jueves, 3 de marzo de 2016

José de Jesús Antequera Antequera


Marzo 3 de 1989 - Marzo 3 de 2016
Han pasado 27 años desde esa tarde bogotana, donde fue arrebatada una vida más que crecía con la propuesta política de la Unión Patriótica - UP. Eran las 3 de la tarde de ese 3 de marzo, cuando fue asesinado “Pepín”, JOSE ANTEQUERA, y con este crimen, una flor fue arrancada del jardín, de la militancia de la UP.



La persecución política contra la Unión Patriótica, expresión de una esperanza de transformación social surgida en Colombia, cobró la vida de mujeres y hombres que con su ausencia han marcado la vida de una nueva generación, la de los hijos y las hijas.



Uno de estos hombres, muy humano fue JOSE DE JESUS ANTEQUERA ANTEQUERA, su voz fue callada hace 27 años y su pensamiento suspendido en el tiempo, cuando miembros de la estructura militar encubierta del Estado colombiano lo asesinaron en el Aeropuerto de Bogotá.



Dirigente del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, Asesinado en Bogotá el 3 de marzo de 1989 este hombre demostró ser un intento de transformación social, de esperanza colectiva y de dignidad.

En medio de esa multitud que se encontraba en el aeropuerto El Dorado, los sicarios dispararon 24 veces contra JOSE y aún así no lograron que muriera en ese instante. Se aferró a la vida mientras era conducido a una clínica de la ciudad, y ante tanta terquedad, terminaron conduciéndolo a la clínica más lejana, a la que llegaron cuando ya su cuerpo no resistió más.

JOSE, el “Pepín” como era conocido cariñosamente, dejó impregnado el espacio de la memoria con su alegría y entusiasmo caribeño, de las anécdotas de su militancia en la Juventud Comunista, en el Partido y luego en la Unión Patriótica, buscando hacer realidad esos sueños de transformación social. JOSE, el abogado, el labrador de la Paz cuyo convencimiento lo expresó al decir la función de su partido: "ahora y siempre nuestra bandera es y será de la paz". 

JOSE no sólo anunció la necesidad del cambio, de la transformación radical de la sociedad, también denunció al poder que se opone a que ese sueño sea realidad. Denunció las estrategias de ese poder, las políticas, las económicas, las sociales, las militares. Denunció los vínculos entre esa clase política con grupos paramilitares, los nexos entre militares y paramilitares, lo que se tradujo en amenazas contra su vida, hasta llegar a la muerte.

José Antequera ingresó a la Juventud Comunista, JUCO cuando apenas tenía 14 años de edad. Algunos años más tarde se convirtió en el Secretario General más joven de esta organización en su historia. Graduado como abogado, se integró a la UP  donde fue el responsable de las relaciones políticas de este partido, al tiempo que seguía al frente de la Secretaría de la JUCO. Además era profesor universitario, incansable lector y un analista político sobresaliente.

Su amigo Carlos Lozano, director del Semanario Voz, lo recuerda así: “Era un lector empedernido y me recomendaba textos de actualidad. Casi siempre tenía un libro en las manos, que leía en el transcurrir de alguna tediosa reunión. Los comentábamos con frecuencia. No había límite: igual un texto de política, historia o literatura.”

José David, su hijo, quien ha emprendido una batalla quijotesca para preservar la memoria de su padre y la de las víctimas del genocidio contra la UP asegura: “Mi padre, José Antequera Antequera era un animal político; era comunista y por eso lo asesinaron en 1989. Las muchas razones para considerar la importancia de un “no olvido”, sobre su vida, pensamiento, acción  y muerte, son al mismo tiempo producto de una valoración de la memoria que se opone al olvido; historia disidente que se opone a la  hegemonía de la historia”.


José Antequera era un hombre de posiciones firmes y profundas convicciones. Si bien se sentía identificado con las ideas comunistas, y se sabía comunista hasta la médula, ello nunca lo llevó a ignorar o justificar la barbarie que agrupaciones de izquierda cometían en el mundo entero, como en el caso del Gulag soviético. Sustentado siempre en elevados principios éticos y profundos razonamiento humanos, Antequera, a la vez que cuestionaba de manera abierta, la combinación de todas las formas de lucha, enfrentó la criminalidad del Estado colombiano, siempre desde la palabra y la legalidad. “El fin no justifica los medios” solía repetir.


El 3 de marzo de 1989 “Pepe” llegó temprano al Aeropuerto El Dorado de Bogotá. Viajaba a Barranquilla, su ciudad natal a pasar unos días con su mamá. Acababa de cruzar la puerta del terminal aéreo, cuando se encontró con el ex candidato presidencial, Ernesto Samper Pizano. Apenas estaban intercambiando un saludo, cuando varios sicarios, en acción temeraria y decidida, le dispararon en repetidas ocasiones. Antequera cayó al suelo, mientras Samper, protegido por su esposa Jacquin Strauss, quedó herido de gravedad. Los sicarios conocían en detalle sus movimientos. Los escoltas que le había asignado el Gobierno eran del DAS.



La de José Antequera Antequera, como la de tantos otros, fue de nuevo una muerte previsible y prevenible. “Pocos días antes, en Montería, capital del paramilitarismo y del anticomunismo, había denunciado con valor a Carlos Castaño y a las AUC como promotores de la guerra sucia contra la Unión Patriótica con la complicidad de oficiales y brigadas del Ejército. Algunos periodistas dijeron que allí selló su sentencia de muerte. Fue superior el valor de este joven comunista y revolucionario, que como tantos otros no vaciló en denunciar a los directos responsables del martirologio de comunistas y luchadores populares.



Semanas después del asesinato de Antequera, la familia siguió siendo objeto de acosos e intimidaciones. Policías que se hacían pasar por miembros de la UP o por periodistas terminaban dentro de su apartamento averiguando hasta los detalles más íntimos de sus vidas.


El asesinato de José de Jesús como el de tantos otros miembros de la unión patriótica ha quedado en la absoluta impunidad pues nunca se establecieron culpables y aún cuando es evidente la responsabilidad del Estado, este no ha hecho nada por establecer la verdad y una reparación integral a las familias de las víctimas.

A “Pepe” como a cinco mil militantes comunista y upecistas, no lo asesinaron porque el partido comunista y la unión patriótica combinaran luchas como lo aseguran los que no se atreven a reconocer el genocidio político del Estado.   


Hoy los sueños de ANTEQUERA como los de tantos militantes de la UP, son portados por otros y otras. Pero los portadores de sueños siguen siendo perseguidos, amenazados, exterminados. “Antequera, Antequera, podrán cortar la flor pero no la primavera”.

José de Jesús Antequera en la memoria

José de Jesús Antequera Sin Olvido

martes, 23 de febrero de 2016

Demetrio López

23 de febrero 2013 - 23 de febrero 2016

Hace un dos, un 23 de febrero del 2013, fue acallada la voz de otro líder afrodescendiente en Buenaventura, por intereses económicos que están detrás de los territorios colectivos de las comunidades negras. Demetrio López, de 33 años, era presidente del Consejo Comunitario de la Comunidad Negra de La Caucana, ubicado en zona rural del Distrito Portuario de Buenaventura. 

En varias oportunidades y a raíz de los descubrimientos de manejos irregulares en cuanto a la consulta previa que se debe realizar con su comunidad por los proyectos viales y portuarios que afectan su territorio, como la doble calzada Buga- Buenaventura y el Proyecto Portuario a cargo de la empresa Puerto Industrial Agua Dulce- SPIA, éste último bastante denunciado por otras comunidades negras, por el desarrollo del proyecto de manera inconsulta y afectando bienes de supervivencia de las comunidades; Demetrio tuvo confrontaciones fuertes con el representante legal del Consejo para ese momento y la señora Rosa Solis, quien se desempeñaba como asesora del mismo. 

El 26 de agosto de 2012, se llevó a cabo en la comunidad la asamblea de elección de Junta y Representación Legal, sin haberse hecho en el marco de la legalidad dicha convocatoria, Demetrio se postuló como candidato a la Representación Legal, momento en el cual empezó a recibir llamadas a su celular, en las que lo amenazaban si seguía con la intención de ser Representante Legal, tal situación ocasionó su retiro de la asamblea, luego de anunciarles sus amenazas a los asambleístas, procediendo a poner el correspondiente denuncio en la fiscalía de Buenaventura. 

Pese a las amenazas, Demetrio siguió luchando por los intereses de su comunidad, impugnando la elección que se llevó a cabo el 26 de agosto, aun habiendo anunciado la falta de garantías para continuar con el desarrollo de la asamblea. El 3 de enero de 2013, la Alcaldía Distrital, emitió Resolución No. 001, concediendo la impugnación liderada por Demetrio, ordenando se realizara nuevamente la elección de Junta y Representación Legal. Sin embargo, las amenazas continuaron y la fiscalía no brindó ninguna protección real y concreta para proteger la vida del líder, lo cual terminó con su asesinato el 23 de febrero de 2013, en el Barrio Nueva Frontera en Buenaventura, mientras esperaba encontrarse con una persona que supuestamente iba a ofrecer trabajo a los jóvenes del Consejo. 

Actualmente, la investigación penal por su homicidio cursa en la fiscalía 40 en Buenaventura, en la cual se pudo capturar al presunto autor material; sin embargo, nada se ha investigado aún, sobre los autores intelectuales que están detrás de su muerte y que fueron denunciados en su momento por el mismo Demetrio.

Han pasado tres año del asesinato de Demetrio, hombre que como muchos en Colombia expresaron su fuerte oposición al “desarrollo” éste que desplaza y mata, pero al que hombres valientes han enfrentado con su vida. 

Hoy la comunidad negra de Buenaventura conmemora un dos sin uno de sus líderes, un año de memoria y resistencia, esa que quedo como huella imborrable en la comunidad afrodescendiente.

Demetrio López en la memoria 
Demetrio López Sin Olvido 

domingo, 7 de febrero de 2016

Alba Mery Chilito


Foto: El Espectador- Rodrigo Grajales
Febrero 07 de 2013 - Febrero 07 de 2016

Alba Mery luchaba día a día por buscar la verdad, es así que fue parte de la Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo, en el Valle del Cauca, exigía el cumplimiento a los derechos de mujeres, hombres y niños de su comunidad, exigía verdad, justicia y reparación para las víctimas del paramilitarismo, en esta región a raíz de las masacres vividas entre 1.987 y 1.994 que dejaron más de 300 víctimas.

Hace tres años  el 7 de Febrero de 2013, aproximadamente a las 8:00 de la mañana, Alba Mery Chilito fue asesinada por paramilitares. La lideresa social como todas las mañanas, llevaba a su nieto de 9 años al colegio; al dejarlo allí se dirigió al puesto de ventas que administraba en el parque recreacional, construido en honor a las víctimas de la violencia narco paramilitar, irónicamente estando en este lugar de salvaguarda de la memoria y dignificación de las víctimas, fue atacada por la espalada recibiendo varios impactos de bala que de inmediato la dejaron sin vida.

Meses antes, paramilitares le habían enviado innumerables amenazas en contra de su vida, y a pesar de las denuncias hechas por pobladores, organizaciones sociales y de derechos humanos y de los fallos de instancias internacionales de justicia como la CIDH, este grupo armado aun controla la zona urbana, rural y alrededores de Trujillo. Su insistencia en que no se sepa lo que pasó durante los años de la masacre sigue presente generando terror en los pobladores. Sin embargo Alba Mery con su fuerza de madre y abuela, asistía día a día al Parque de las Víctimas, allí sembraba flores en memoria de los cientos de asesinados, entre ellos su hija y dos familiares más, siempre estuvo pendiente de los procesos de reparación y además denunció constantemente la complicidad del ejército y la policía con el accionar paramilitar. 

Precisamente, días antes de su asesinato Alba Mery estaba averiguando por el proceso de indemnización correspondiente a la solicitud hecha a través de la CIDH al Estado colombiano por el asesinato de su hija durante la masacre iniciada en 1.984, y que debido a la impunidad en este caso fue llevado a esta instancia internacional en la que años después, se logra condenar al Estado colombiano obligando al presidente de la época, Ernesto Samper, a pedir perdón a los familiares de las víctimas. De este fallo quedaron 12 conclusiones y 9 recomendaciones, de las cuales la mayoría no se han cumplido, una de ellas es paradójicamente, la de garantizar la protección de los testigos y familiares sobrevivientes y que claramente ha sido incumplida, una muestra de ello es el asesinato de esta luchadora comunitaria. 

Lamentablemente Alba Mery murió sin ser reparada. Ahora su asesinato se suma a la lista de crímenes cometidos por las estructuras paramilitares que aun hoy, pasean por las calles de Trujillo y que siguen en la impunidad.

De acuerdo a las denuncias e informes arrojados por las organizaciones sociales y de derechos humanos, esta presencia curiosamente coincide con la actividad empresarial en diversas localidades donde se encuentra la multinacional Smurfit Cartón de Colombia. Aun hoy a 30 años después de la fatídica historia de Trujillo, seguimos viviendo en un país de masacres, de terror y de represión. El asesinato de Alba Mery no fue el único ocurrido en la región, el año pasado con ella más de 15 personas perdieron su vida. 

Alba Mery, siempre será recordada por ser buena gente, por su servicio a los demás en la comunidad, una luchadora incansable por la defensa de los derechos humanos, una mujer recta, trabajadora y de gran resistencia. Los pobladores se mantienen en dignidad conservando la memoria y luchando por encontrar justicia, verdad y reparación. Hoy en el parque central de Trujillo el árbol símbolo de la memoria que no se calla a pesar del miedo, lleva el nombre de Alba Mery, ella sigue viva en el corazón de todas y todos.


Alba Mery Chilito en la memoria
Alba Mery Chilito sin olvido

domingo, 17 de enero de 2016

Wilder Eduardo Olave Gutiérrez

17 de enero 2014 - 17 de enero 2016

A dos años del asesinato de Wilder Olave a manos de militares de la brigada 29 del ejército nacional de Colombia, peregrinaron las comunidades del Carmen de Viborá, Pedregal, San Antonio y  la Palmera del municipio de Inzá; de Monserrate Huila y Bogotá, a cumplir uno de tantos sueños truncados por un accionar sistemático del aparato militar en Colombia, los llamados “falsos positivos” que en las normas del derecho internacional de los derechos humanos son concebidos como ejecuciones extrajudiciales. Se peregrinó desde el caserío de Carmen de Viborá de donde es oriundo Wilder y su familia y lugar donde fue asesinado el 17 de enero de 2014, al santuario de Nátaga, en el municipio de La Plata Huila.

Conmemoración a un año del asesinato de Wilder Olave
Se partió con la ilusión de llegar al lugar donde Wilder soñó ir desde pequeño,  recordando su alegría, su dinamismo, su compromiso en el colegio donde estudió, Wilder estuvo presente en la memoria de todos y todas quienes participaron en esta peregrinación.

Con el profundo dolor que despierta perder un ser querido en estas circunstancias, la alegría de Wilder se manifestó en la presencia de niñas, niños, jóvenes, adultos, personas campesinas, sencillas, humildes, honorables, soñadoras y constructoras de paz que evocaron su vida con este pequeño homenaje, así entonces con un acto litúrgico como signo de su espiritualidad e identidad de una de sus prácticas se compartieron interrogantes, impresiones, sensaciones, pensamientos, deseos por un país más justo, por una humanidad más humana, por un mundo más habitable donde no haya acaparadores, injustos, abusadores y explotadores de los recursos naturales; donde todos se junten y la vida sea respetada, donde no se asesinen los sueños de los niños, los jóvenes y las comunidades, donde los verdaderos habitantes de los territorios puedan vivir y existir en el con sus generaciones por venir, sin temores.
Conmemoración a un año del asesinato de Wilder Olave

Estas intenciones motivaron la continuidad de la celebración por la vida de Wilder, en la que desde lo más profundo y sincero del ser se manifestó la angustia por el crimen cometido, por la impotencia sentida, por la rabia contenida de saber que el derecho a la vida no es más que un lema en un estado social de derecho que recurre a estas sistemáticas prácticas con el fin de demostrar eficiencia en su  política de seguridad y prosperidad democrática.

La peregrinación como sentido de partida hacia un encuentro con algo, o alguien, convocó a la unidad, a la solidaridad, al acompañamiento, a hacer sentir menos dolor en el sufrimiento y a animar desde la fe y la esperanza la búsqueda de verdad, justicia y reparación de este hecho. Se cumplió con un momento de muchos que vendrán, en el que la palabra permitió el desahogo de una mujer, la madre de Wilder que en sus ojos empañados por las lágrimas manifestó, ”este es un momento inexplicable, es triste y doloroso, pero al mismo tiempo de alegría por haber cumplido uno de los sueños de mi hijo Wilder, no quiero quedarme sola, pero solo quiero reiterar como se lo aseguré a mi hijo el día de su muerte, no descansaré hasta ver justicia y saber la verdad de lo que le sucedió”.
En este bello territorio se manifestó la solidaridad con la familia de Wilder, con su comunidad y como en un pacto establecido quedo el compromiso y el reto desafiante de acompañar esta difícil pero digna caminada por el derecho a la justicia, a la verdad, a la reparación integral y a velar porque en Colombia, estos signos de esperanza que se encienden en la transformación del dolor por alegría, de tristeza en esperanza, de amargura en ilusiones, de la injusticia en verdadera justicia, de la mentira en verdad, sean los pasos por un país distinto y en paz, donde la población infantil no pierda el derecho a vivir su niñez con tranquilidad, donde la juventud pueda cumplir sus sueños educándose, recibiendo las oportunidades y reconocimiento que se merecen por su alegría, sus habilidades, su libertad, sus pensamientos, sin ningún tipo de temor; porque se muera de muerte natural, no por una criminal política de Estado que fractura la  vida natural, que rompe el tejido familiar y comunitario. 
conmemoración a un año del asesinato de Wilder Olave


Wilder Olave en la memoria de la juventud y pueblo de Inzá

Wilder Olave el joven alegre, bromista, estudioso y soñador, Sin Olvido