jueves, 24 de octubre de 2013

Orlando Valencia

24 de octubre 2005 - 24 de octubre 2013


Orlando Valencia fue asesinado el 24 de Octubre de 2005 por su lucha en la defensa del territorio y la vida.  Orlando es símbolo de las voces contadas a pesar de ser acalladas, es la expresión colectiva de la pervivencia de la existencia afrocolombiana a pesar del crimen, es el amante de la tierra a pesar del saqueador y nuevo colonizador; es la creación del cuerpo colectivo, las nuevas formas de resistencia ante la unificación del pensamiento, de la sensibilidad.

Han pasado ocho años desde ese fatídico sábado 15 de octubre, cuando al medio día, las tierras del Curvaradó y Jiguamiandó quedaron a la espera de los pasos, las voces, las manos, el cuerpo de uno de sus habitantes que  rompiendo el terror, que enfrentándolo se abrió como un líder de los pueblos afrodescendientes del bajo Atrato, se trata de Orlando Valencia.

Hace 8 años, el 15 de Octubre, Orlando Valencia fue detenido por la policía de Belén de Bajirá en Antioquia, cuando se encontraba viajando junto con 9 miembros más de la comunidad, un abogado de la de la Comisión de Justicia y Paz y un observador internacional.  

Posteriormente fueron llevados a la Estación de Policía, allí permanecieron hasta el medio día y en una acción concertada entre el  cuerpo policial y los paramilitares, Orlando ya habiendo sido dejado en libertad, fue seguido, junto con sus acompañantes por varios paramilitares,  2 de ellos se le acercaron en una moto a Orlando y mientras lo intimidaban lo obligaron a subirse en ella, mientras amenazaban a los acompañantes para no impedir que Orlando fuese llevado con ellos. Hasta ese momento, Orlando fue visto con vida.

El homicidio de Orlando se produjo el mismo día de su desaparición,  pero sus restos fueron encontrados hasta el 24 de Octubre, 9 días después en el río León, en un punto conocido como Puerto Amor en el municipio de Chigorodó. Orlando fue víctima de numerosas torturas, reflejadas en sus manos labradoras, en su cuerpo, además un disparo en la frente, en su cabeza, esa que condujo pensamientos por el bien de su comunidad. 

Un mes antes de su asesinato, Orlando denunció problemas medioambientales que tenían por la plantación de palma aceitera. Además exigió públicamente la restitución del Derecho al Territorio ante la ocupación ilegal de tierras colectivas de las comunidades de las cuencas de los ríos Jiguamiandó y Curvaradó con la siembra de palma aceitera de poderosos sectores económicos que benefician la estrategia paramilitar. 

Este Afrocolombiano se caracterizó por luchar por los derechos colectivos de las zonas golpeadas con el conflicto armado y por los intereses que persiguen la protección de los recursos naturales de Curvaradó – Jiguaminadó, en el Bajo Atrato Chocoano. 

Ese mismo año, en el 2005, se inició el proceso jurídico bajo el número 2297 en la Fiscalía General de la Nación, éste dio inicio a diligencias de indagación preliminar por el punible de Homicidio Agravado; dándose apertura oficial el día 15 de diciembre de 2005.  

Por la responsabilidad en este asesinato fueron privados de la libertad y se les dictó medida de aseguramiento a Hermes Muñoz alias “Diomedes”, Álvaro Padilla Medina - alias “el Boxeador” y posteriormente a “Julio César Silva”, quienes, según testigos participaron en la desaparición forzada y asesinato de Orlando. 

Álvaro Padilla Medina, alias el “Boxeador” aceptó su responsabilidad individual, acogiéndose a la figura legal de la Sentencia Anticipada.  Después de 8 años no se encuentra vinculado ningún empresario a pesar de la clara vinculación en el crimen. Este caso, como muchos otros en el país se encuentran en la total impunidad. 

La esposa de Orlando y las mujeres que nacieron del amor entre ella y Orlando
sobreviven en el Jiguamiandó, entre el dolor, entre la angustia. Persisten en el sueño, en la utopía de eternizar más allá delante de todo discurso, de tanta prueba, que esta vida que es memoria colectiva tuvo y tiene sentido en la historia de los pueblos, en la historia ancestral que del África se inmortaliza en las hermosas selvas del Chocó. Allí la voz de ORLANDO, su nombre sigue navegando en los cauces de los ríos no desertificados con la deforestación y la siembra de la palma.


Orlando Valencia en la Memoria


Orlando Valencia Sin Olvido

miércoles, 16 de octubre de 2013

Operación Orión

16 de octubre 2002 - 16 de octubre 2013


Las lágrimas se nos están acabando de tanto dolor”.

Víctima sobreviviente de la Operación “Orión



En aplicación de la llamada "seguridad democrática" en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, altos mandos de las fuerzas militares y policiales, como los generales Mario Montoya y Leonardo Gallego, ordenaron a paramilitares al mando de Diego Fernando Murillo participar en una operación de arrasamiento en la Comuna 13 de Medellín, denominada "Orión".

La Comuna 13 está Ubicada al oeste de la ciudad de Medellín, a diez minutos de la Alpujarra, donde está la Gobernación y la Alcaldía. Ha sido durante muchos años golpeada por la pobreza y la exclusión, es un sector deprimido, sujeto a las laderas de una montaña y lleno de caminos, empinadas escaleras, callejones, callejuelas y rincones. Con 200.000 habitantes la mayoría de ellos y ellas víctimas de la exclusión social, expulsados del sistema capitalista. Pese a ello, a las huellas de la violencia y el arrasamiento de la vida los familiares han conseguido resistir en sus territorios y organizarse para reivindicar el respeto a la vida en medio de la guerra y la justicia, verdad y reparación en medio de las numerosas víctimas dejadas luego de sucedida la operación “Orión”.

En el marco de la llamada “seguridad democrática” del ex presidente Álvaro Uribe y con la supuesta intención de pacificar la zona, el día 16 de Octubre del 2002, entró en acción la operación Orión, cuya intención fue sacar las guerrillas y tener el control territorial de la Comuna. De este modo fueron utilizados cinco batallones de la IV Brigada, el batallón contra-guerrillero del ejército, la policía y el DAS, todos ellos en colaboración con los paramilitares de la región, la operación contó con cerca de tres mil efectivos, dando comienzo antes de la media noche con los largos enfrentamientos.

En medio del combate, el desespero y la angustia acrecentaron; la guerra continuó, helicópteros, tanquetas y efectivos dispararon contra todo y contra todos, sin detenerse. Ni siquiera el repliegue de las guerrillas, disminuyó la hostilidad de la fuerza pública la cual continuó con sus ataques sin retroceder un centímetro.

Esas horas de terror, que se prolongan 10 años después en sus efectos en el subconsciente colectivo, contaron con allanamientos ilegales, capturas masivas, ejecuciones extrajudiciales, muertes de civiles, desapariciones forzadas, e incontables violaciones a sus derechos, además de hacer daños colectivos en la Comuna 13.

Con las declaraciones de alias “Don Berna” años después, el país confirmó que los paramilitares del Bloque Cacique Nutibara colaboraron con la operación Orión de la mano del General de la IV Brigada, Mario Montoya. Con el proceso de desmovilización paramilitar que sumió al país en la impunidad, alias “Don Berna” aseguró que más de 300 personas fueron desaparecidas y asesinadas tras dicha operación y que sus cadáveres se encuentran repartidos en distintas fosas comunes en el botadero de escombros conocido precisamente así, como “La Escombrera”.

Adriana Arboleda abogada de la Corporación Jurídica Libertad y parte civil en el proceso, asegura que después de una década de cometida esta operación el proceso jurídico se reduce a una palabra, impunidad.

Tras el largo enfrentamiento, las AUC aseguraron la supuesta “pacificación” de la zona por medio de la desaparición forzada de los pobladores. Convirtiendo la operación no sólo en el mayor desplazamiento urbano de la historia colombiana, sino en un prolongado sufrimiento e incertidumbre de cientos de familias que vieron desaparecer entre las calles de Medellín a sus seres queridos. La operación militar, no fue entonces una solución a la vulnerabilidad de la población, sino una entrega del territorio a otros actores del conflicto, profundizando la violencia.

Después de 11 años la Comuna 13 sigue militarizada, los habitantes continúan pagando vacunas y la violencia es latente. La operación militar que mató a quienes nada tenían que ver con la guerra y que desapareció a otros tantos para garantizar la supuesta “seguridad democrática” sigue cubierta por el velo de la impunidad. Estas son, a lo sumo, consecuencias de una perspectiva guerrerista de la paz que poco tiene que ver con la justicia y que tanto han herido a Colombia.

Pero hoy, poco más de una década, la Comuna 13 sigue siendo un territorio de esperanza, de reclamos y reivindicaciones, hoy los habitantes no sólo resisten a la violencia sino que están construyendo Paz desde los territorios.

Víctimas de la masacre de la Operación Orión en la memoria

Víctimas de la masacre de la Operación Orión Sin Olvido

viernes, 11 de octubre de 2013

JAIME PARDO LEAL

11 de Octubre 1987 - 11 de Octubre 2013

"Si la muerte me sorprende, no le tengo miedo; Soy un hombre dialéctico.
El día que me muera vendrán otros mejores a reemplazarme". 
Jaime Pardo Leal

Después de 26 años el asesinato del presidente de la Unión Patriótica Jaime Hernando Pardo Leal sigue en la total impunidad, pero vive en los recuerdos de los sobrevivientes del genocidio de la Unión Patriótica, en sus familiares y en todos aquellos que aún no pierden la esperanza de ver una Colombia justa.

Jaime Hernando Pardo Leal nació en el municipio de Ubaque el 31 de Marzo de 1941, hijo de la Señora Ana Lucia Leal, su padre se desempeñó durante varios años en el Poder Judicial de Colombia y sólo cuando Jaime Leal era adulto este le dio su apellido.
En 1959 ingresó a la Universidad Nacional de Colombia, a la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales y es para esa misma época que se vincula a la Juventud Comunista. En 1962 ingresó al Poder Judicial de Colombia como Citador-Notificador, allí ejerció los cargos de Juez municipal, juez del Circuito, Juez Superior y por último fue Magistrado del Tribunal de Bogotá.

Jaime fundó la Asociación Nacional de Empleados de la Rama Judicial (ASONAL-Judicial), organización sindical de la que fue su primer presidente y desde allí participó y organizó 15 paros o huelgas a favor de la dignificación y salarios justos, entre otros temas.

Pardo Leal fue el primero en lograr paralizar los trabajadores del poder judicial, los despachos judiciales y magistrados

Se casó con Gloria Flores quien lo recuerda como un hombre luchador. Jaime y Gloria tuvieron 5 hijos Iván, Yalima, Edisson, Fernando, y uno que falleció, siendo un bebé.
En 1963, Jaime obtiene el título de Abogado de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, con la Tesis “La Clase Obrera ante el Derecho Social” en la Universidad Nacional de Colombia.

En 1986 y siendo miembro del Partido Comunista, Pardo Leal acepta la candidatura de la Unión Patriótica y comienza a denunciar ante la Procuraduría, con listado en mano, a los implicados en las muertes de miembros de la Unión Patriótica, en la que se incluían altos Generales del Ejército Nacional, dichas denuncias obligaron al General Samudio Molina y el ministro de defensa de la época a que respondieran en una rueda de prensa lo que aseguraba Jaime Pardo.

Las denuncias que hizo en relación con la clase política y su entramado con el narcotráfico, lo convirtieron en blanco de continuas amenazas en su contra.

Sus hijos y en especial su hijo menor, Fernando, recuerdan con dolor aquel domingo 11 de Octubre de 1987, en el que salieron de viaje a almorzar a la finca que tenían en La Mesa, Cundinamarca, ese día decidieron regresar temprano pues Jaime Pardo tenía que asistir a un matrimonio, al regresar a Bogotá, a las 3:45 de la tarde, un Renault 18 sorprendió el carro en el que se movilizaba Jaime junto con su familia, desde dicho auto comenzaron a disparar, dejándolo herido de gravedad. Jaime falleció pocos minutos después de haber ingresado al hospital San Rabel de la Mesa.

Los victimarios, unidades de la estrategia militar encubierta, huyeron del lugar y años después, dos de ellos, Beyer Yesid Barrera y William Infante, reconocieron su participación en el crimen, sin embargo las investigaciones nunca indagaron por la participación intelectual y la responsabilidad estatal.

La investigación penal solo sentenció la responsabilidad de un narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha alias el 'Mexicano', quién habría pagado 30 millones de pesos de la época a los sicarios, y el proceso contra el narco se cerró con su muerte en 1989.

26 años después en medio de los mecanismos de impunidad, en medio del olvido mediático, Jaime es parte de esta historia de indignación ante la simulada democracia, es parte de los sueños necesarios de exhumar en tiempos en que a través de la paz se pretende imposibilitar la identificación de los determinadores y beneficiarios de este magnicidio.

26 años después ese demócrata que se paseo por universidades públicas y privadas creyendo en la paz, él ese pequeño del tic, del vestido que le quedaba suelto, ese pequeño de alma grande es parte de la memoria viviente de una democracia genocida, de una democracia que desde sus restos en la expresiones sociales debe posibilitar la verdad, la justicia en una democracia con justicia social.

Jaime Pardo Leal en la Memoria
Jaime Pardo Leal Sin Olvido

lunes, 7 de octubre de 2013

¿Dónde están Angel y Claudia? 13 años de impunidad

Comunicado público 

                                       


"Saldrás de algún lugar a recibirme y 

abrazarme y recuperare en ese abrazo 

todos los soles que me han robado"


Los familiares de Angel José Quintero Mesa, hemos esperado durante 13 años la aplicación de la justicia para conocer la verdad sobre las razones por las cuales el estado colombiano en cabeza del ex general Mauricio Santoyo,  fueron responsables de la detención y desaparición forzada de nuestro familiar y amiga; Angel Quintero Mesa y Claudia Monsalve Pulgarin.

Para nosotros ha sido clara la responsabilidad del ex general Mauricio Santoyo, así como la persecución por parte del estado colombiano en contra de nuestra familia. La persecución ha sido sistemática y encarnizada, dejando una historia de profundo dolor.  Orlando Usuga fue asesinado  en 1995, desaparecen a Rosalba Usuga y a su hijo Joaquín Guisao, su esposo Ananias es asesinado en los mismos hechos en 1997, en 1998 desaparecen a Luis Fernando Usuga, luego desaparecen en agosto del 2000 a Rubén Usuga, Wilson Usuga y Arvey Posso Usuga. Ninguno de los perseguidos, asesinados  y   desaparecidos  tenían una demanda o proceso. Ninguno  cometió delito alguno pero fueron juzgados y condenados extrajudicialmente por los agentes del estado colombiano.

El estado Colombiano condena a cualquier familiar  de una persona que asume como opción de vida la lucha política y la insurgencia armada. La persecución y estigmatización de la que hemos sido objeto, nos ha obligado a desplazarnos permanentemente para evitar la acción criminal de los aparatos armados del estado.

A pesar del dolor, del miedo  y  de la impotencia;  Angel  Quintero como defensor de derechos humanos , asumió la  responsabilidad de la denuncia en búsqueda de la verdad y de la  justicia con la esperanza puesta en encontrar respuestas del estado colombiano.Este camino de lucha por la justicia fue truncado por su detención  y  desaparición el 6 de octubre del 2000.

 Hoy después de 13 años,  vemos posible que la verdad se haga pública, que Mauricio  Santoyo sea condenado por los crímenes cometidos en Colombia, instamos al gobierno colombiano para que no se repita la historia del anterior gobierno, protegiendo a los victimarios, como  lo hizo Álvaro Uribe con su jefe de seguridad.

Ahora cuando finalmente se reconoce la responsabilidad del GAULA de Medellin, pedimos a la opinión pública su respaldo para que la justicia llame de manera expedita a indagatoria al general en retiro  y que su condena ejemplar permita la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición.


Santoyo! DONDE ESTAN ANGEL Y CLAUDIA?
NO PERDONAMOS, NO OLVIDAMOS

miércoles, 2 de octubre de 2013

Transito Ibague de Moreno


Septiembre 30 2000- Septiembre 30 de 2013

Hoy hace 13 años fue asesinada la líder sindical Transito Ibague de Moreno, madre de cuatro hijos, esposa de Emilio Moreno.

Transito Ibague de Moreno nació el 13 de marzo de 1939, se caracterizo por enfrentar la violencia que surgió en la región de Mesitas del Colegio, Cundinamarca, junto a su esposo Emilio Moreno fueron parte del Partido Comunista Colombiano, fue líder sindical de la región del Tequendama, al ser perseguidos por los terratenientes de esta región se vieron obligados a desplazarse a los Llanos Orientales. Al llegar al Alto Ariari en 1965 Transito junto con Emilio lograron tener una finca ubicada en la Vereda Campo Alegre del municipio del Castillo, desde allí ayudaron a la región en las Juntas de Acción Comunal en donde buscaban organizarse para luchar por una misma causa, posteriormente fueron miembros de la Unión Patriótica.

Transito Ibague era una mujer aguerrida a la que únicamente le importaba el bienestar de la comunidad, e hizo parte de la Asociación de padres de familia de la escuela de Campo Alegre en la que ayudo a la construcción, fue parte de la Unión de Mujeres Demócratas del Meta.

En 1999 inició la persecución en contra de su familia, sufrieron tratos crueles y degradantes por parte de militares tanto verbal como físicamente, en ese año parte de la casa y el ganado fue abaleado por militares, robaron enseres que fueron mostrados al pueblo como trofeo diciendo “Miren lo que le quitamos a esos guerrilleros”. 

Ese mismo año su hijo menor Raúl Moreno, quien no se encontraba en la finca en el momento en que tuvieron que salir desplazados fue detenido por el Ejercito y acusado de rebelión, fue trasladado a Villavicencio en donde lo tuvieron 8 días en la cárcel, dos de ellos incomunicado, logró salir gracias a las acciones hechas por los miembros de la Junta de Acción Comunal y al trabajo de Transito en la región.

Transito continuó denunciando los atropellos en contra de su familia, y un mes después llegaron paramilitares con lista en mano preguntaron por la familia de Transito e insinuaron que ellos eran guerrilleros y que no se les podían escapar.

El 30 de Septiembre de 2000, a las 6:30 de la tarde, llegaron paramilitares al Barrio Villa Ortiz en Villavicencio disparando a todo lo que veían, Robinson Alcala, esposo de una nieta de Transito trato de impedir el paso de éstos a la casa, una hija de Transito quedó herida y otra niña también, de un solo disparo en la cabeza terminó la vida de Transito de 62 años de edad, finalmente de varios impactos de bala murió Robinson Alcala de 22 años.

Dos años después del asesinato de Transito su hijo Oswall Moreno de 32 años fue asesinado el 3 d septiembre a las 7:00 de la mañana, cuando salía de su vivienda en el barrio “Ay mi llanura! De Villavicencio.

Oswal Moreno era integrante del Comité de Derechos Humanos del Alto Ariari, Presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio, presidente de la Asociación Colombiana de Asistencia Social ASCODAS, militante de la Unión Patriótica, se encontraba en séptimo semestre de Administración Pública en la Universidad ESAP de Villavicencio. 

Los asesinatos de Transito y Oswaldo, defensores de los derechos de los campesinos del Alto Ariari pretendieron silenciar y ocultar graves violaciones sistemáticas a los derechos humanos que se presentan en la región del Ariari hasta el día de hoy.

Su legado y su historia esta marcada en las vidas de cientos de pobladores del Meta que recuerdan a estos dos defensores por su entrega con las comunidades y su búsqueda de justicia y verdad.

Transito y Oswaldo en la memoria
Transito y Oswaldo Sin Olvido