martes, 14 de enero de 2014

24 años de la desaparición forzada de 43 campesinos en Pueblo Bello

Enero 1990 - Enero 2014 - (fotografia CCJ)  
El 14 de enero de 1990 en horas de la noche, aproximadamente 60 paramilitares del grupo “Los Tangueros”, al mando de Fidel Castaño, ingresaron al corregimiento de Pueblo Bello, municipio de Turbo, en el departamento de Antioquia, y por la fuerza sacaron varios habitantes del pueblo de algunas viviendas y de la iglesia presbiteriana.

“Los Tangueros” ubicaron a las víctimas en la plaza principal y las forzaron a acostarse boca abajo, tras lo cual seleccionaron a 43 campesinos, entre ellos tres menores de edad, a quienes amordazaron y se los llevaron, sin que se les haya vuelto a ver con vida.

Antes de retirarse en dirección a San Pedro de Urabá, los paramilitares incendiaron tres viviendas y dijeron a los habitantes de Pueblo Bello: "esto es para que respeten a 'Los Tangueros”, refiriéndose al nombre con el cual se conocía al grupo proveniente de la finca "Las Tangas", situada a orillas del Río Sinú en el Departamento de Córdoba.

Los vehículos que transportaron a los paramilitares y a los habitantes de Pueblo Bello pasaron por dos retenes custodiados por los Batallones Vélez y Cóndor, de la Brigada XVII del ejército, sin ser detenidos o cuestionados.

Los 43 campesinos fueron llevados a la finca “Santa Mónica” en el Departamento de Córdoba, donde los esperaba el entonces líder paramilitar Fidel Castaño. Señalan que allí fueron interrogados y brutalmente torturados: “las venas de sus cuerpos punzadas, sus ojos perforados, sus oídos aserrados, sus órganos genitales mutilados. Finalmente fueron ejecutados uno a uno”.

Sus nombres son:


  • José del Carmen Alvares Blanco
  • Fermín Agresor Moreno
  • Víctor Manuel Argel Hernández
  • Genor Arrieta Lara
  • Cristóbal Manuel Arroyo blanco
  • Diomes Barrera Orozco
  • Urias Barrera Orozco
  • José Encarnación Barrera Orozco
  • Ricardo Manuel Bohórquez  Pastrana
  • Jorge Fermín Calle Hernández
  • Jorge Arturo Castro Galindo
  • Ovidio Carmona Suarez
  • Genaro Calderón Ramos
  • Juan Miguel Cruz Ruiz
  • Ariel Euclides Díaz Delgado
  • Camilo Antonio Durando Moreno
  • Juan Luis Escobar Duarte
  • José Leonel Escobar Duarte
  • Cesar Augusto Espinosa Pulgarin
  • Wilson Uberto Flores Fuentes
  • Andrés Manuel Flores Altamira
  • Santiago Manuel Gózales López
  • Carmelo Guerra 
  • Miguel Ángel Gutierrez Arrieta
  • Lucia Úrsula Sotelo
  • Ángel Venito Jiménez Julio
  • Manuel Ángel López Cuadrado
  • Jorge Martínez Pacheco
  • Mario Melo
  • Carlos Melo
  • Juan Mesa Serrano
  • Pedro Antonio Mercado Montes
  • Manuel de Jesús Montes Martínez
  • Luis Carlos Pérez
  • Miguel Pérez
  • Raúl Antonio Pérez Martínez
  • Benito José Pérez Pedroza
  • Euclides Ricardo Pérez
  • Andrés Manuel Pedroza Jiménez
  • José Manuel Petro Hernández
  • Luis Miguel Salgado
  • Selimo Urrutia Urtado
  • Eduardo Zapata.

Según se indica en la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos1 (párr 95.42, p. 54), “En la mañana del 15 de enero de 1990 varios familiares de las personas secuestradas se dirigieron a la base militar de San Pedro de Urabá con el fin de obtener información sobre el paradero de los desaparecidos. En la base fueron recibidos por el Teniente Fabio Enrique Rincón Pulido, quien les indicó que los camiones que transportaban a las personas retenidas en Pueblo Bello no habían pasado por el retén militar y mencionó que los pobladores de Pueblo Bello “cambiaron gente por ganado”.

De acuerdo con los testimonios aportados por los familiares ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el teniente Rincón se refería a un ganado, propiedad de Fidel Castaño, que había sido robado por la guerrilla en diciembre de 1989, justo en las afueras del corregimiento. En venganza, según cuentan los familiares, Castaño habría dicho que por cada cabeza de ganado robado, se llevaría una persona.


Katy Fuentes habla de tratos  dados por militares: 

Según consta en la Sentencia (párr. 95.44, p. 54), “Ocho días después de los hechos, hombres vestidos de militar, supuestamente provenientes de la base militar de Carepa, llegaron a Pueblo Bello en helicóptero y, con base en una lista, repartieron sobres con 50.000,00 pesos entre familiares de las personas desaparecidas pero muchas de ellas no los recibieron”.

7 años después, en mayo de 1997, la Comisión Colombiana de Juristas, la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional denunciaron los hechos ante la Corte Interamericana de Derechos humanos.

Katy Fuentes Familiares, habla sobre el encuentro de los restos:


En 2006, la Corte Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas de reparación a la comunidad de Pueblo Bello, que incluían nueve puntos de los cuales el Estado colombiano sólo ha cumplido dos. El Presidente colombiano para ese entonces Ministro de Defensa quien pidió perdón y se comprometió en cumplir la sentencia en 2009 desconoce y no atienda los llamados de esta comunidad,  en 2013, 7 cuerpos de los 43 desaparecidos fueron entregados a los familiares para darles cristiana sepultura, el resto de los familiares siguen luchando por saber la verdad, y exigen la no repetición.

Mensaje de Katy Fuentes: 

Hoy luego de 24 años las familias recuerdan a sus padres, hermanos, esposos e hijos que un 14 de enero de 1990 vieron por última vez.

Desaparecidos de Pueblo Bello en la memoria 
Desaparecidos de Pueblo Bello Sin Olvido 

Sin Olvido realizado con el comunicado tomado del Comité de familiares de Pueblo Bello.

miércoles, 8 de enero de 2014

Hortensia Neyid Tunja Cuchumbe y Manuel Tao Pilimnue



Hace 8 años fueron segadas las vidas de Hortensia Neyid Tunja Cuchumbe de 17 años de edad y de Manuel Tao Pilimnue de 21 años de edad, por unidades militares adscritas al Batallón “Cacique Pigoanza” con sede en Pitalito, departamento del Huila.

Con el asesinato de estos dos jóvenes no solo afectaron a sus familias, toda la comunidad se sintió devastada en medio de la celebración de la tradicional fiesta de reyes, silenciada por los tiros de fusil propiciados por los militares.

El 8 de Enero de 2006, a las 3:20 de la mañana militares detuvieron la moto en la que se transportaban Hortensia, Manuel y Wlliam, quienes se dirigían a San Antonio Cauca. Los jóvenes salían de Belén en donde se desarrollaba la fiesta de reyes hacia sus casas, los militares se encontraban escondidos a orillas de la carretera entre un guadual y de repente dispararon sus fusiles dejando sin vida a Hortensia y Manuel, por su parte, William quedó gravemente herido y para salvar su vida logró escapar arrastrándose hasta llegar a San Antonio en donde avisó lo que había sucedido.

Mientras tanto los militares modificaron la escena del crimen cubriendo los rostros de Hortensia y Manuel con pasamontañas, pretendiendo justificar sus asesinatos señalándolos como guerrilleros dados de baja.

Su afán de justificar su operación dentro de la jurisdicción que les correspondía, sobrepasó los límites y el accionar ilegal de las fuerzas armadas, y a pesar de la presión hecha por la comunidad y los familiares, los militares arrastraron los cuerpos de Hortensia y Manuel a la población de Valencia, donde los arrojaron sobre la orilla del camino que limita con los departamentos del Cauca y Huila.

Para asegurar la impunidad los militares transportaron los cuerpos de Hortensia y Manuel a la Plata, Huila y allí realizaron el levantamiento de los cuerpos impidiendo los procedimientos legales y evitando la recolección de pruebas fundamentales para una posterior investigación. 

No siendo suficiente con esto, los nombres de las víctimas y sus familias fueron humillados, Hortensia y Manuel fueron exhibidos ante los medios de información como guerrilleros dados de baja en combate y a quienes supuestamente les habían incautado equipamiento de uso militar.

Entre tanto William José Cunacue Medina fue llevado por sus familiares al hospital de la Plata Huila, en donde lograron recuperarlo de sus graves heridas, sin embargo durante su recuperación William fue hostigado, perseguido y amenazado. En cuanto los militares se enteraron de su presencia en el hospital William fue sacado en un camión del ejército y transportado a un calabozo de la policía de la Plata donde iniciaron un proceso de judicialización en el que lo acusaban de rebelión, solo hasta 4 años después William quedó absuelto de estos cargos.

A un año de los asesinatos las familias de Hortensia y Manuel acompañadas por la comunidad de San Antonio, construyeron una Gruta que simboliza el camino de la memoria, este acto de religiosidad popular dio paso a la construcción de una memoria colectiva, la Gruta de la Vida, como la llaman las madres de las víctimas, se encuentra en el lugar exacto en donde cayeron los cuerpos de Hortensia y Manuel. 

2 años después, Luz Marina, madre de Hortensia, donó al municipio la casa donde su hija había nacido, entonces la comunidad de San Antonio restauró la casa y la declaró como espacio de memoria, espacio de encuentro comunitario, de aprendizaje, de reflexión y de exhumación de los sueños…

6 años después, en 2012, mediante la sentencia 320, el Juzgado Octavo Administrativo de Popayán, ordenó a la Nación, Ministerio de Defensa y al Ejército Nacional reconocer públicamente su responsabilidad en un acto de perdón.

El 17 de febrero de 2012 la comunidad y los familiares de Manuel y Hortensia se alistaban para recibir el perdón de los militares sin embargo, el día anterior hacia las 8 de la noche, las familias recibieron un mensaje de texto a un celular en el que decían que por “cuestión de seguridad”, no podían ir a cumplir el compromiso, Los familiares de las víctimas consideraron que esto fue una burla más.

Finalmente el 10 de marzo, el ejército nacional de Colombia pidió públicamente perdón a las familias, el lugar escogido por los familiares de las victimas fue la Gruta, pero los militares, del batallón Piguanza en cabeza del coronel López y el teniente Herrera, Hasta última hora intentaron cambiar el lugar del acto, rechazando hacerlo en el monumento de la memoria la “Gruta de la Vida”, ellos pretendían hacerlo en un lugar cerrado como una casa de acción comunal, pero La digna firmeza de los familiares hizo que todo se realizará en la Gruta donde se encuentra un pequeño montículo que recuerda a todos los que allí transitan lo que sucedió ese 8 de enero de 2006.

 


Desde hace 8 años la comunidad de San Antonio, las familias de Hortensia y Manuel han afirmado la dignificación de sus víctimas. Las familias día a día reafirman la memoria frente a la impunidad y mantienen la firme convicción que lo único que les queda es luchar por su comunidad.

Hombres y mujeres que exigen el derecho a la no repetición de estos violentos hechos. Mujeres y hombres que dignifican su proceso comunitario y colectivo ante la impunidad y la inequidad estatal.

Hortensia Tunja Cuchumbe y Manuel Tao Pilimnue en la Memoria.
Hortensia Tunja Cuchumbe Manuel Tao Pilimnue Sin Olvido.