11 de abril de 2018
Doris Valenzuela fue una mujer
carismática, una líder social innata, una madre y mujer luchadora incansable,
una defensora de su tierra, sus derechos y de quienes la habitan. Doris nació
en 1979 en Buenaventura, Valle del Cauca.
Era integrante de Comunidades
Construyendo Paz en los Territorios, Conpaz, una organización conformada por
afrodescendientes, indígenas y campesinos que defienden la justicia social y
ambiental.
Desde el año 2014 se conoció su
voz, cuando en febrero de ese año escuchó gritos de personas en una casa que
estaba ubicada en frente de la suya. Sin tener conocimiento de quienes gritaban
o que pasaba al interior del lugar, se dirigió con las autoridades, para
denunciar y poner en conocimiento lo que ocurría.
Desde aquel momento, Doris
denunció las casas de Pique en Buenaventura, donde se desmembraba a quién no
pagara algún tipo de extorsión o vacuna, manifestó su negativa por la violación
de derechos humanos a lo largo de su territorio y sobre la continuidad de operaciones
por diferentes grupos armados.
A partir de ello, empezó a ser
perseguida, identificada y violentada. Bandas criminales y paramilitares
empezaron a amenazarla de muerte junto a su familia, por lo que, debió
desplazarse a Jamundí para sobrevivir.
Para contrarrestar el riesgo la
Unidad Nacional de Protección, UNP, le asignó un escolta para ella y el resto
de sus familiares. Hasta abril de 2014, luego de qué se creará el Espacio
Humanitario Puente Nayero, barrio La Playita, Doris pudo retornar a su tierra,
con medidas cautelares para toda su comunidad, asignadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, sin embargo, esto no fue suficiente.
En 2015, Cristian su hijo de 17
años fue sacado de una tienda, llevado a una casa de pique, apuñalado e
impactado por cinco tiros de bala en diferentes partes de su cuerpo, logro huir
y aunque fue asistido, murió, en el hospital Luis Ablanque de la Plata, en
Buenaventura.
Ante las amenazas, las sombras
que la asediaban y la perdida de dos de sus hijos, es acogida junto con su
familia por el Programa de Protección Temporal de Defensores y Defensoras de
los Derechos Humanos por Amnistía Internacional. Allí le fue posible residir de
manera segura con dos de sus hijas una de 20 años y otra de 18, con su hijo de
15 años, durante 15 meses en La Palma, Murcia, España.
Hasta que finalmente la violencia
de género alcanzó y apagó su vida el 11 de abril de 2018 a las 3:50 p.m. en la
Calle San Félix, cuando su pareja de 47 años la asesino cuando ella tenía 39 y
se encontraba en un proceso de divorcio, ella siempre tuvo un caparazón,
siempre negaba ser víctima de malos tratos por su pareja y afirmaba “Soy una
superviviente”.
Nadie esperó que la violencia
armada que la llevo a refugiarse fuera del país, no tomara su vida, a pesar de
las graves heridas sobre su vida, su familia y su tierra ocasionadas por la
misma, y que la pérdida de su vivir
fuese por quien un día entrego su compromiso y lealtad.
Así como en algún momento indicó
dar dos de sus hijos en medio del conflicto armado de Colombia, su vida fue
segada y sumada a cientos de casos por violencia intrafamiliar y de género, sin
embargo, el dolor, las lágrimas y la angustia por la pérdida de Doris, no hacen
que su memoria se olvide, porque su alma sigue viva ante el amor y la
resistencia por los suyos, por su tierra, por su vida y porque el odio jamás
fuera parte de su historia.
Doris Valenzuela en la Memoria
Doris Valenzuela Sin Olvido
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