lunes, 2 de noviembre de 2015

Gerardo Liévano García

Noviembre 02 de 1993- Noviembre 02 de 2015


Hoy, hace 22 anos, fue asesinado Gerardo Liévano García, por miembros del estado, un escuadrón de 11 activos del ejército nacional, integrantes del grupo de caballería mecanizado # 5, General Hermógenes Masa de la ciudad de Cúcuta, al mando del entonces teniente Cesar Alonso Maldonado Vidales, detuvieron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a este líder sindical. Pese a ello el teniente Cesar Alonso Maldonado Vidales fue ascendido al poco tiempo a Mayor y además recibió varias medallas, según ellos por su destacado trabajo en las filas del Ejército.

Gerardo un trabajador y defensor por los derechos de los trabajadores, asesor sindical. El paso por el banco popular en la ciudad de Bogotá, en la década de los 70 le permitió comenzar a realizar su sueño como asesor sindical y a formarse en lo que a él más le gustaba, defensor de los derechos de los trabajadores y la dignidad de las personas, desafortunadamente luego de 10 años de pertenecer al banco lo despiden, pues a ninguna empresa le conviene que alguien esté atento a las demandas de los trabajadores. A partir de ese momento se complica la parte laboral de Gerardo debido a su condición de sindicalista y le es muy difícil conseguir un trabajo. A pesar de ello logra trabajar un tiempo con empresas privadas y al mismo tiempo prestaba asesoría sindical a la sindicatos que lo conocían, el trabajo con empresas privadas no era lo suyo y luego de un tiempo decidió dedicarse sólo a las asesorías sindicales en empresas como UNEB , USO , ISS , TELECOM , ACUEDUCTO, entre otras.

Allí le permitían realizar trabajos que fueran necesarios en las sedes sindicales, como hacer compras, arreglar maquinas, cambiar los rieles de cortinas entre otras labores, así logró generar algún dinero para mantener a su familia.

Así pasaron algunos años y luego le propusieron ir a Urabá como asesor de SINTAGRO y de los bananeros, allí paso cerca de 2 años, pero es para el año 1985 donde casi es alcanzado por una bomba y se vio obligado a regresar a Bogotá. Luego le propusieron una asesoría en Sintra-elecol en Villavicencio, cuando se le acababa allí la asesoría trabaja con obras públicas de esta ciudad, haciendo duros trabajos incluyendo los carros del aseo. Termina el contrato con obras públicas y nuevamente regresa a Bogotá en el año 1990 continúa con sus asesorías sindicales, buscando algún trabajo.

En junio de 1993 la USO- Unión Sindical obrera- le propone una asesoría en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, estando allí el día 2 de noviembre de ese mismo año se encuentra con manos criminales del ejército, Cesar Alonso Maldonado Vidales y 10 efectivos más, le arrebatan la vida a Gerardo de la forma más vil y despiadada, hasta el punto de querer borrar toda evidencia. 

El día 2 de noviembre hacia las 12:30 del día, retienen a 3 personas en un restaurante ubicado en el centro de la ciudad de Cúcuta, a Gerardo lo golpean en la cara con la cacha del arma de uno de los militares que estaban vestidos de civil y lo dejan por unos minutos tendido en el piso.

Varios testigos que estaban en el lugar cuentan que comenzaron a pedir auxilio y que en ese mismo momento se acercó un policía uniformado para averiguar qué estaba pasando y el entonces teniente Maldonado, con voz fuerte y malos tratos, le dice al Policía que se retire del sitio porque “eso es cosa del ejército”.

Luego, ingresan a 3 personas retenidas en dos camionetas, Gerardo en una y a los otros dos en otra y los conducen a un lugar donde pasa agua, allí los bajan y los someten a las torturas y tratos más crueles e inhumanas. A Gerardo le rociaron gasolina en el cuerpo y le prendieron fuego, un testigo y víctima de los hechos, cuenta que en medio de su dolor por las torturas de las que él también estaba siendo víctima, vio como torturaban a Gerardo y escuchaba los gritos de lamento y la voz desgarradora pidiendo auxilio.

Cerca de las 4 de la tarde marcaba el reloj, en ese momento los ingresan nuevamente en las camionetas a Gerardo en una y a los otros dos detenidos en otra y los conducen al batallón.

Cuenta el testigo que: a él y al otro muchacho detenido los metieron a los calabozos, a cada uno aparte y que él escuchaba a Gerardo quejarse terriblemente, Gerardo pedía a gritos que no lo golpearan más, sin embargo la última vez que lo escucho fue cerca de las 11 de la noche de ese mismo día.

El 5 de noviembre de ese mismo año es hallado el cuerpo de Gerardo totalmente incinerado, casi irreconocible, fueron necesarios análisis de ADN que junto con su dentadura y estudios realizados sobre la reconstrucción facial de su hermano gemelo se pudo demostrar que efectivamente se trataba del cuerpo sin vida de Gerardo.

Aunque el Ejército no ha querido reconocer su responsabilidad en el caso y ha continuado re-victimizando a Gerardo, tildándolo de guerrillero, secuestrador y criminal, el Tribunal Superior de Cúcuta, en segunda instancia condenó a 25 años de prisión al mayor retirado del Ejército, Cesar Alonso Maldonado Vidales, por el asesinato del sindicalista Gerardo Liévano García, así mismo el Consejo de Estado condenó a la nación por dichos hechos y obligó al Estado a reparar económicamente a dos de las tres familias de las víctimas.

Esta condena representa un paso más en la lucha contra la impunidad, en la que militares del talante de Maldonado, son condenados por sus execrables actos contra quienes para ellos, dada su ideología, les resultaban incómodos.

Pese a las condenas y ordenes de reparación administrativa, nunca el Ejército y la institucionalidad ha querido reconocer ni resarcir el buen nombre de Gerardo, ese Gran Hombre que fue, luchador por defender los Derechos Humanos y la Integridad de las personas, un padre incomparable, un esposo excepcional, un gran hijo, hermano y amigo inolvidable

viernes, 30 de octubre de 2015

Acto de memoria Bogotá 30 de Octubre




Acto por la memoria el próximo 30 de octubre a las 5 de la tarde en la plaza Eduardo umaña Mendoza antigua plaza de las nieves para recordar a Jorge Ortega García vicepresidente de la central unitaria de trabajadores asesinado hace 17 años, a Luciano Romero Molina dirigente sindical de sinaltrainal asesinado hace 10 años y al compañero Jaime Pardo Leal asesinado hace 28 años, igualmente al compañero Alex Fabián Espinoza asesinado el pasado 31 de mayo dirigente sindical de la rama judicial integrante del movimiento Nacional de víctimas.




Invita: MOVICE




APOYA: CUT. USO. SINALTRAINAL. ASOCIACION NACIONAL SINDICAL DE TRABAJADORES (ANTHOC)

martes, 25 de agosto de 2015

Héctor Abad Gómez





Agosto 25 de 1987 - Agosto 25 de 2015


El 25 de agosto de 1987, los defensores de derechos humanos de Antioquia vivieron una de sus jornadas más dolorosas. Cuando apenas despuntaba el día, sicarios dieron muerte a Luis Felipe Vélez, presidente de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida).
Su cuerpo fue trasladado a la sede gremial, en pleno centro de Medellín, para su velación. Hacia allá se dirigieron el entonces presidente del Comité Permanente para la Defensa de los Humanos de Antioquia, el médico Héctor Abad Gómez, y su fiel escudero, el también médico Leonardo Betancur Taborda. Pero al llegar al lugar, hombres armados dispararon contra Abad Gómez y Betancur Taborda. La tragedia fue peor de lo ya que era.
Hoy, 28 años después, amigos, familiares y activistas de derechos humanos que compartieron en vida con los defensores y, además, docentes de la Universidad de Antioquia, no solo continúan lamentando profundamente su pérdida sino que sienten que el manto de impunidad que cubre estos crímenes es realmente vergonzoso.
Y no es para menos. Luego de que se vencieran los términos de la investigación y se decidiera archivarla sin avances significativos hace poco más de una década, la Fiscalía General de la Nación decidió reabrir el caso tras las declaraciones entregadas el 13 de febrero de 2012 por Diego Fernando Murillo Bejarana, alias ‘Don Berna’, quien desde su sitio de reclusión en los Estados Unidos, dijo ante fiscales de Justicia y Paz que quien asesinó a los activistas Abad Gómez y Taborda Betancur fue el propio Carlos Castaño.
“Carlos y Fidel consideraban que el doctor Héctor Abad hacía parte de la estructuras de la guerrilla del Epl en la ciudad de Medellín, ya que por su labor defensa de los derechos humanos hacia algún tipo de denuncia en la cual sectores de las Fuerzas Armadas, se consideraban afectados. Carlos Y Fidel consideraban que a través de estas denuncias le estaba haciendo el juego al Epl. Carlos toma la decisión de ejecutarlo y él personalmente va con un trabajador del que le dicen Argiro”, narró alias ‘Don Berna’.
Más allá de esta declaración, pocos son los avances de la justicia en el esclarecimiento de estos crímenes. Por ello, VerdadAbierta.com le preguntó a reconocidos juristas, politólogos y activistas de derechos humanos si los asesinatos de Abad Gómez, Betancur Taborda y Vélez se pueden constituir como delitos de lesa humanidad y si esa declaratoria ayudaría a esclarecer un crimen cuya falta de castigo constituye un lastre vergonzoso en la historia reciente de Antioquia y del país.

Quienes compartieron espacios, momentos e ideales con estos activistas coinciden en recordarlos como hombres sin tacha, elocuentes, entregados a la causa de defender a las víctimas de una violencia que por aquellos años arremetía con toda su furia contra dirigentes políticos de oposición, estudiantes universitarios, intelectuales, miembros de organizaciones no gubernamentales y campesinos.

El Artículo 7 del Estatuto de Roma, adoptado el 17 de julio de 1998 y que crea la Corte Penal Internacional, define el crimen de lesa humanidad como cualquier acto de asesinato, tortura, esclavitud, deportación, encarcelación, violencia sexual, persecución o desaparición forzada que se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil.
Colombia fue uno de los 78 países que firmó el Estatuto y lo ratificó en 2002. Pese a ello, solo entró en plena vigencia en el ordenamiento jurídico interno en noviembre de 2009 debido a una salvaguarda firmada por el entonces presidente Andrés Pastrana Arango según la cual, este instancia de justicia trasnacional solo podría conocer crímenes de guerra y de lesa humanidad a partir de ese año.
Quiere decir lo anterior que, no obstante que en el Código Penal colombiano no está explícitamente consagrado el delito de lesa humanidad, fiscales y jueces pueden remitirse a lo conceptuado por la Corte Penal Internacional. En ese sentido, podría argumentarse que los asesinatos de Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur Taborda y Luis Felipe Vélez, defensores de derechos humanos y docentes de la Universidad de Antioquia, cabrían en la categoría de “crímenes de lesa humanidad” por sus sistematicidad y especificidad.

Héctor Abad Gómez en la Memoria
Héctor Abad Gómez Sin Olvido.


Texto tomado de Verdad Abierta:  http://www.verdadabierta.com/victimas-seccion/asesinatos-colectivos/5424-hector-abad-gomez-crimen-de-lesa-humanidad

miércoles, 19 de agosto de 2015

Diego Felipe Becerra

Agosto 19 de 2011 - Agosto 19 de 2015.

Diego Felipe Becerra Lizarazo tenía 16 años cuando fue asesinado por agentes de la policía. Diego era estudiante de último grado en el Colegio Bilingüe El Bosque de Bogotá, donde fue homenajeado y sus padres recibieron su grado póstumo durante una ceremonia. Para sus amigos y familiares era un joven talentoso, enérgico, inconforme, quién a través del grafiti y en compañía de sus amigos expresaba su sentir.

El 19 de Agosto de 2011 Diego junto con 3 amigos y una amiga decidió salir de su casa para pintar grafitis, al llegar al puente de la 116 con Boyacá fueron perseguidos por policías, sabiendo lo que sucedería al ser alcanzados por los efectivos empezaron a correr. En ese momento Diego nota que su amiga quedó atrás y decide devolverse para ayudarla, al ver que ella no es capturada por los uniformados sigue corriendo hasta llegar a una calle cerrada, allí se esconde detrás de un árbol, luego de un breve tiempo decide salir y es requisado por el patrullero Wilmer Alarcón. Posterior a la requisa, Diego decide salir nuevamente a correr, es en ese momento y en completo estado de indefensión, que Diego recibe un impacto de bala por la espalda, las investigaciones aseguran que el patrullero Wilmer Antonio Alarcón informó a la Central de los hechos sucedidos.

Posterior a esto en la escena, aparece un carro, según testigos de propiedad de un policía en retiro, allí Diego Felipe fue transportado hasta la Clínica Shaio ubicada al norte de Bogotá, sin embargo fue demasiado tarde. Diego, que luchó por aferrarse a la vida, para insistir desde sus sonrisas y los colores de sus grafitis en un mundo diferente, dio su último suspiro a las 10.30 de la noche, de ese viernes 19 de agosto.

En materia jurídica, el 29 de Noviembre de 2011 El Consejo Superior de la Judicatura trasladó el caso de la Justicia Penal Militar la investigación contra el patrullero Wilmer Alarcón por el asesinato de Diego Felipe, pasando a manos de la Fiscalía.

En febrero de 2012 la Fiscalía 13 imputó cargos al patrullero Wilmer Antonio por el delito de homicidio agravado y no por homicidio culposo, pues dicho funcionario tenía conocimiento previo, debido a la requisa practicada, que Diego no se encontraba armado. 

Durante la investigación se conoció la versión de un hombre que dice ser el conductor de la buseta que, según él, fue abordada por Diego y sus amigos. 

El conductor interpuso una denuncia por asalto, hecho que habría desencadenado la persecución policial en la que, según la versión de las autoridades, murió el joven. 

En declaraciones dadas a la prensa el conductor asegura que cuatro jóvenes ingresaron al autobús que conducía y lo asaltaron junto a los pasajeros que viajaban en el vehículo. Uno de los ladrones, según el testimonio, era Diego Felipe Becerra.

En Junio de ese mismo año fueron llamados a declarar el Subteniente Rosemberg Madrid Orozco, coordinador del CAI Andes, el Subteniente Juan Carlos Barrero, los patrulleros Nelson Castillo y Freddy Navarrete por mentir en sus primeras declaraciones y por ayudar en la alteración de la escena del crimen. Además se interrogó al entonces Subcomandante José Vivas y Jesús Arévalo, Comandante de la policía en Suba, quienes actualmente se desempeñan como Coroneles.

Dos meses después, testigos declararon ante la fiscalía 201 de Bogotá, que vieron al Comandante Francisco Patiño, quien hoy es General, y a 3 Coroneles hablando con el conductor Jorge Narváez de cómo debía denunciar y qué características debía dar para hacer parecer que Diego Felipe era un atracador de buses junto con sus amigos.

Además la fiscalía citó a interrogatorio al patrullero Wilmer Alarcón y a Héctor Hernando Ruíz, abogado de Wilmer Alarcón porque según testigos, Ruíz estuvo presente en la escena del crimen. 

Por su parte, la Procuraduría destituyó el 13 de junio de este año al patrullero Wilmer Alarcón por 10 años y ese mismo mes se conoció que el fiscal que lleva actualmente el caso recibió amenazas en contra de su vida por la investigación que se adelanta por manipulación de la escena del crimen.

Los padres de Diego Felipe Becerra a través de una carta enviada al presidente del Congreso, el senador Juan Fernando Cristo han pedido suspender el ascenso del general Francisco Patiño. En la carta los padres de Diego Felipe Becerra señalaron que sería una afrenta a la condición de víctimas que al general Patiño se le reconociera cuando está siendo investigado por la Fiscalía y otras autoridades por haber participado, posiblemente, en la manipulación de la escena del crimen.

Son muchas las preguntas que aún están sin resolver, ¿por qué si Diego iba a disparar contra el patrullero Wilmer Alarcón el joven grafitero recibió un disparo por la espalda?, ¿por qué si supuestamente estaban robando no capturaron a sus amigos, incluso cuando estos llegaron a la clínica donde falleció Diego Felipe y allí estaba presente la Policía?, ¿por qué se insiste en ascender al Gral. Patino cuando está implicado en un caso que es investigado?, ¿Por qué se amenaza a la familia de Diego y al fiscal que lleva el caso, si no hay nada que temer?

Las preguntas son innumerables y mientras la Fiscalía intenta investigar éste caso, que se constituye en uno más de abuso policial, y la familia espera que no quede en la impunidad, sus amigos, conocidos, jóvenes, mujeres, hombres y artistas recuerdan hoy la memoria viva de Diego Felipe, un joven que sólo pintaba grafitis en Bogotá.

Diego Felipe Becerra Lizarazo en la Memoria

Diego Felipe Becerra Lizarazo Sin Olvido.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Jorge Prieto, Alirio Martínez y Leonel Goyeneche

Agosto 05 2004- Agosto 05 2015

Hoy hace 11 años, el 5 de Agosto de 2004 asesinaron a los líderes sindicales y sociales Jorge Prieto, Alirio Martínez y Leonel Goyeneche en Saravena Arauca.


Jorge Prieto nació el 13 de Septiembre de 1.953 en Bogotá, era uno de los 9 hijos de Jorge Eduardo Prieto y Maximina Chamucero.

Padre de 3 hijos Yasmin Alejandra, Jhonatan y Rafael Prieto Solano. 


Llegó a la comunidad de Saravena Arauca en 1.974 donde trabajó hasta el 20 de Noviembre como almacenista de la Construcción del puente Banadia con la Compañía Drummond y durante los años 1.979 a 1.990 se desempeñó como Fiscal del Sindicato ANDEMISAP.


También fue presidente del comité Asociación Nacional de Trabajadores Hospitalarios y de Clínicas ANTHOC MUNICPAL sub - directiva Norte de Santader, durante su trabajo como presidente Jorge, junto con Sindicatos Unidos de Saravena SINUSA gestionó con ANTHOC NACIONAL la conformación de ANTHOC ARAUCA.

De 1993 a 1997 se desempeñó como secretario general de la CUT. Desde el 1 de Abril de 1998 fue el presidente durante 3 periodos de ANTHOC DEPARTAMENTAL hasta Agosto de 2003, pero debió cesar su labor después de esta fecha, debido a su exilio por la persecución política, judicial y armada.

Sus familiares y amigos lo recuerdan como un hombre HUMANITARIO, SOLIDARIO y EXCELENTE COMPAÑERO que en su camino de lucha participó en varios encuentros cívicos, sociales y populares de orden Municipal, Departamental y Nacional con una fuerte convicción por las ideas de libertad y justicia que con su voz enérgica defendió y promovió miles de veces, hasta los últimos instantes de su vida.

Alirio Martínez nació el 9 de Agosto de 1.955 en Berbeo, Boyacá; A sus 16 años llegó a la comunidad de Saravena, Arauca, donde emprendió su lucha por el beneficio de las comunidades. Alirio Martínez fue el primero de 8 hermanos, hijo de María Lilia Martínez; esposo de Flor Marina Chavarro con quien tuvo 4 hijos Flor Aidé, Héctor Julio, Ana Milena e Hilda Natalia.

El trabajo como líder requería reunirse y animar a las diferentes personas de la comunidad para poder evaluar los planes de trabajo y para mejorar las condiciones de vida de las comunidades, los testimonios recolectados por la comisión humanitaria que acompaño a la comunidad y a los familiares de los líderes después de los asesinatos, mantienen la memoria de Alirio afirmando que él “No fue un hombre más, no fue un hombre del montón: su espíritu de trabajador social, sus capacidades políticas y humanas, le permitieron ocupar el espacio que solo pueden encontrar los hombres especiales, el hombre de nuestro ideal... “el hombre nuevo”. Fueron esas condiciones las que lo llevaron a estar siempre al frente para indicarnos cuál es el camino que debemos seguir, cual es el camino que podemos seguir.

Dispuesto en todo momento a cumplir con las tareas que el pueblo le encomendara, humildes o grandes: “hay que limpiar la carretera...” “hay que construir un puente...” “hay que hacer un bazar...” “hay que cocinar en el rancho...” “hay que resolver los problemas de las comunidades...” “hay que denunciar a los asesinos del pueblo, a los violadores de los Derechos Humanos...” “hay que dar la VIDA”. Y él, siempre estuvo dispuesto a trabajar en esos proyectos: nunca fue inferior a ellos”

Leonel Goyeneche nació el 9 de Febrero de 1965 en Tame Arauca; Leonel era hijo de Luis Roberto Goyeneche y de Eufusina del Carmen Goyeneche, durante su escolaridad demostró ser sensible ante los problemas estudiantiles, lo que lo llevó a ser parte de los diferentes comités institucionales.

En 1988 ingresó al Magisterio en Saravena, Arauca como maestro de primaria y en 1994 obtuvo el título de licenciado en Educación Infantil.

De 1992 a 1994 fue líder sindical del Comité Araucano de Soluciones Educativas CASE, de 1994 a 1996 se unió a la Asociación de Educadores de Arauca y finalmente desde 1997 hasta el día de su asesinato fue el tesorero de la Central Unitaria de Trabajadores CUT.

Sus conocidos lo recuerdan como un hombre franco, sincero que no estaba de acuerdo con la injusticia social impuesta históricamente por los gobiernos de turno y de la que siempre había sido víctima y testigo.

El 4 de Agosto de 2004, en horas de la tarde Jorge Prieto convocó una pequeña reunión en su casa con sus compañeros Alirio Martínez y Leonel Goyeneche, luego de cenar deciden ir a dormir, sin saber que al día siguiente, el 5 de Agosto hacia las 5:30 am una patrulla militar conformada por 35 hombres pertenecientes al Grupo Mecanizado Revéiz Pizarro, adscrito a la brigada XVIII del Ejército, con sede en Saravena (Arauca) y que al momento de los hechos se encontraba al mando del Subteniente Juan Pablo Ordoñez, siendo conducidos por el informante civil Daniel Caballero Rozo, alias “Patilla”, rondaban las casas de los líderes sindicales y sociales.

Esa madrugada cuatro de los 35 militares se dirigieron a la casa de Jorge Prieto. Al llegar a su residencia, alias “Patilla” golpeó la puerta y llamó por su nombre a los tres líderes y obligados a salir con los brazos en alto, los tres líderes fueron conducidos de rodillas, descalzos y sin camiseta a un lote conjunto donde fueron inmediatamente fusilados.

En los mismos hechos fueron detenidos, y posteriormente encarcelados, otros dos líderes sindicales de Arauca: Samuel Morales Flores, presidente de la CUT Arauca, y María Raquel Castro Pérez, dirigente del sindicato Asociación de Educadores de Arauca-ASEDAR, que se hallaba también en la casa de Jorge Prieto en Caño Seco en el momento en que fueron ejecutados los tres líderes.

Luego del triple asesinato, los militares entraron nuevamente a la casa intimidando a dos mujeres que se encontraban en ella, pasaron a requisar completamente la casa, preguntando en donde tenían escondidas las armas, pero su búsqueda fracasó ya que en esta casa y en la mano de los líderes nunca había existido un arma. Aún así los partes oficiales del Ejército y del mismo Vicepresidente de ese entonces, Francisco Santos y del Ministro de Defensa, sostuvieron, desde el mismo día de los hechos, que los tres líderes fueron dados de baja al disparar, al tiempo que huían, contra el Ejército.

Registrada la casa, los militares taparon con arena el lugar en donde asesinaron a los líderes sindicales y permanecieron en el recinto obligando a las mujeres a estar dentro, permitiéndoles únicamente ir ocasionalmente al baño y sin derecho a comunicarse entre ellas.

A las 10 de la mañana, los cuerpos de Jorge Prieto y Alirio Martínez fueron envueltos en bolsas negras y llevados a la cancha de Fútbol de la escuela, y, el cadáver de Leonel Goyeneche, según varios testigos, fue arrastrado bocabajo por cuatro soldados sin nada que lo protegiera a lo largo de 300 metros aproximadamente.

Una hora después, a las 11 am aterrizó un helicóptero y los soldados obligaron a las dos mujeres y a Samuel Morales, quien había sido privado de la libertad en la escuela de Caño Seco esa mañana, a subir junto con los cuerpos de los 3 líderes y fueron conducidos a las instalaciones del Grupo Mecanizado Reveíz Pizarro.

Las balas asesinas del Estado colombiano, que segaron sus vidas, no fueron capaces de segar su ejemplo de lucha, su ejemplo de existencia. Nos negaron la oportunidad de seguir compartiendo sus vidas, sus voces, pero sus memorias siguen animando las comunidades que resisten por un mundo mejor, por una verdadera paz, por la dignidad de los pueblos que hoy siguen resistiendo y levantándose en contra de las políticas de exclusión, represión, olvido que imparten los gobiernos de turno. DON ALIRIO, como todos de cariño le llamaban y le siguen llamando, Leonel y Jorge, su luz brilla en cada habitante de la comunidad, en cada uno de los corazones que dan vida a cada habitante de Arauca que resiste y trabaja. Sus vidas abonan la tierra donde crecerá la nueva Colombia, por la que lucharon, por la que se ofrendaron, ustedes son ejemplo de hombres, ejemplo de campesinos, ejemplo de educadores populares, ejemplo de líderes, ejemplo de humanos que se indignan y trabajan por el bienestar de todos y todas.


Jorge Prieto, Alirio Martínez y Leonel Goyeneche en la Memoria.
Jorge Prieto, Alirio Martínez y Leonel Goyeneche Sin Olvido.

lunes, 3 de agosto de 2015

Poema al abuelito Bernito

Compartimos el poema que ha escrito Catalina Beltrán, nieta de Bernardo Beltrán, hombre luchador y caminante que persistió durante más de 29 años en la búsqueda de verdad y justicia, por el paradero de su hijo Bernardo Beltrán Hernández, desaparecido entre el 6 y 7 de noviembre de 1985 en la retoma del Palacio de Justicia.

POEMA AL ABUELITO BERNITO 

Pintados tus blancos cabellos, 

Y arrugas en tu cuerpo,

Hay sabiduría en tus años

Producida por alegría, tristeza o por los daños.

Por los momentos más felices,

O por aquellos que han dejado cicatrices,

Sabiduría que brotaba en tus palabras,

En forma de consejos o regaños,

Advertencias que debían ser tomadas en cuenta

Y no a la ligera.

Tú abuelo que caminabas lento

Me queda de tu recuerdo 

La memoria de tus manos calientes y arrugadas

Y el amor en una sola palabra.

Mágico en mi infancia,




No pensé en la importancia

Que tenían tus palabras.


Hoy mi abuelo está en el cielo

Y yo miro el mismo suelo

Donde queda una memoria indeleble 

Del encanto de sus historias 

Obteniendo el recuerdo 

De tus apacibles caricias 

Rosando mi rostro.

Encarnado queda en la memoria 

La impetuosa calma

La vida de un hombre 

La vida del Abuelo…

Catalina Beltrán 

18/07/2015

jueves, 30 de julio de 2015

Homilía en el Acto de Memoria de las madres y familiares de los desaparecidos de la Comuna 13 de Medellín

Homilía en el Acto de Memoria de las madres y familiares de los desaparecidos de la Comuna 13 de Medellín, al iniciarse las excavaciones en La Escombrera, donde yacen sepultadas numerosas víctimas bajo toneladas de escombros.
Queridas madres y familiares de los desaparecidos de esta Comuna 13, escenario de muchos de los episodios más atroces que arrastra nuestra historia nacional.
Ustedes encarnan hoy, de manera muy conmovedora, la actitud y el espíritu de aquella viuda destacada por Jesús, en el relato evangélico que acabamos de escuchar, cuya tenacidad e intransigencia venció la indolencia y la deshumanización del juez inicuo, logrando ustedes que se inicie este proceso de búsqueda de los despojos mortales de sus seres queridos, exhumando a la vez una memoria dolorosa y vergonzosa que mancha ante el mundo entero nuestra identidad nacional.
Vuelven a nuestra memoria forzosamente las jornadas de mayo y octubre de 2002, con sus operaciones Mariscal y Orión, con los centenares de detenciones arbitrarias y los perversos montajes que las facilitaron, que habían sido minuciosamente diseñados; con los bombardeos indiscriminados, con las desapariciones y asesinatos, con los desplazamientos forzados, con el dolor y la angustia de los pobladores que los grandes medios supieron ocultar o tergiversar.
No puedo olvidar el silencio bochornoso con que un gran público recibió meses después, en la Universidad de Antioquia, el informe que les presentamos con la versión de las víctimas. Luego de un largo silencio, un profesor se levantó a solicitar que no interpretáramos ese silencio como un signo de indolencia o de indiferencia sino de perplejidad y de vergüenza, pues apenas caían en la cuenta de que esas atrocidades habían ocurrido a muy poca distancia de sus claustros académicos y ellos no se habían enterado.
Un muro simbólico separaba y sigue separando ciertamente los espacios de la ciudad tecnificada y embellecida por la publicidad, y las comunas periféricas donde la pobreza y las luchas por la dignidad producen estigmas y miedo, creando imaginarios infernales, a los que se remite mediáticamente la concentración más aterradora de la violencia y el delito. Toda esta creación artificial e ideológica constituía, sin ninguna duda, el elemento justificador de la barbarie que se desplegó en esos históricos operativos militares, que se le vendieron al país y al mundo como los más grandes aportes a la seguridad del pueblo.
Y en medio de esa orgía de barbarie, este territorio destinado a recibir los escombros y desechos de una ciudad que se moderniza y se embellece para adaptarse a los cánones de rentabilidad del espacio, fue elegido también para mezclar en sus enormes capas de escombros los cuerpos desechables de numerosas víctimas, que en la mentalidad de los tecnócratas del poder, se identificaban plenamente con los escombros urbanos que deben ser sepultados y escondidos para dar paso a las estructuras modernas y rentables de una ciudad y sociedad que debe plegarse a las exigencias excluyentes y segregativas de los grandes capitales.
Debemos preguntarnos hasta dónde ha penetrado en nuestra conciencia, o quizás en un inconsciente colectivo ampliamente socializado, la devaluación del ser humano excluido y segregado por las dinámicas del dinero y del poder. Muchas veces, de manera inconsciente, aceptamos esa degradación y estratificación de la dignidad humana, en la cual se vuelve “natural” y rutinaria la existencia de escombros humanos, sin derechos, sin dignidad, sin humanidad.
Este momento, queridos hermanos y hermanas, es denso en significado. En este acto de fe, expresado con profundos sentimientos sobre este suelo que esconde entre centenares de toneladas de escombros los cuerpos de numerosos hermanos nuestros convertidos en materia desechable por las dinámicas crueles de una civilización deshumanizada y de unas estructuras de poder que privilegian y sirven a los intereses más inconfesables, queremos afirmar enfáticamente nuestra fe en el valor sagrado de la Vida y repudiar, de la manera más profunda, la prácticas de la anti-Vida materializadas de manera tan patética en este espacio execrado, signo y símbolo contundente de uno de los pecados más horrendos que nuestra sociedad ha incorporado a sus costumbres y rutinas.
Gracias, queridas madres y familiares de los desaparecidos en esta Comuna horriblemente victimizada. Gracias por su lucha tenaz, enfrentada como el pequeño David al gigante Goliat de los capitales y estructuras de poder que nos dominan, para quienes la dignidad humana es un valor decadente y anacrónico que no se compadece con las dinámicas modernas de una civilización tecnocrática que necesita segregar, excluir y degradar para poder adaptarse al dinamismo vertiginoso del progreso. Gracias por convocarnos a recuperar el valor sagrado de la vida en medio de su audaz empresa de obligar a remover estos miles de toneladas de escombros para afirmar el derecho sagrado a darle al menos una sepultura digna a las víctimas del poder.
Queridas madres y familiares: la fe que ustedes han testimoniado en todo este proceso, nos recuerda forzosamente otro episodio del Evangelio en el que Jesús responde a sus amigos más cercanos cuando éstos le dicen que quisieran tener una fe más fuerte. Jesús les dice que si la fe de ellos se pudiera asimilar siquiera a una pequeña semilla de mostaza, serían capaces de pedirle a un árbol o a una montaña que les está estorbando, que se quite de ahí y se arroje al mar y lo lograrían. La fe de ustedes, queridas madres y familiares es una fe que refleja ese modelo evangélico: una fe que mueve montañas para que el proyecto y la voluntad de Dios, de defender la dignidad de cualquier ser humano como hijo de Dios, se hagan realidad.
Esa gratitud queremos expresarla en esta Eucaristía, pues Eucaristía es una palabra griega que traduce Acción de Gracias. En ella hacemos memoria de otra muerte, la muerte de Jesús, interpretada por él mismo bajo el signo del pan y del vino, como materias que se consumen y se destruyen para dar vida a otros.
Unimos a los signos sagrados de la Eucaristía la memoria de estas víctimas convertidas en escombros de nuestra deshumanizada sociedad, quienes desde su aniquilamiento humano y desde el sacrificio de su dignidad y de su vida, nos interpelan hoy para reafirmar el valor sagrado de la Vida y nos devuelven a los fundamentos más profundos de nuestra fe. Su memoria se une y se integra en este momento, a la memoria de Jesús: perseguido, despreciado, torturado, crucificado, físicamente destruido, en cuyo aniquilamiento la fe descubrió el valor indestructible de la vida, de la dignidad, del amor de Dios que penetra y se afirma en la misma oscuridad de los sepulcros, convirtiéndolos en nuevas canteras de vida y de dignidad.
Plegaria desde la Escombrera
Elevamos nuestra plegaría hacia Ti, Señor de la Vida y de la Historia
sobre estos escombros que han sepultado por muchos años
los despojos de hermanos nuestros cuyas vidas fueron destruidas con crueldad
por los poderes que nos dominan.

Traemos en nuestro espíritu muchos años de dolor, de incertidumbre y de angustia
y la conciencia cada vez más clara de lo limitado y frágil de la justicia humana,
atrapada en pasiones e intereses deshumanizados.

Hemos experimentado hasta el fondo la impotencia del pobre
frente a la prepotencia del poder.

La sangre de tu pueblo, Señor, ha sido vertida en las alcantarillas;
los cuerpos de tus hijos destrozados y escondidos
para ocultar la ignominia detrás de la oscuridad y del imperio del terror.

Los sentimientos y las fibras más sensibles de los lazos familiares
fueron desconocidos, pisoteados y convertidos en burla y escarnio
ante la mirada impotente de quienes han reclamado justicia con tenacidad.

Al reunirnos hoy,
convocados por una memoria que ningún poder podrá exterminar,
volvemos nuestras miradas al misterio sagrado de la Vida
que hunde sus raíces en tu mismo misterio:
en el amanecer de la creación
te inclinaste sobre el barro para modelar al ser humano
en la fragilidad de la tierra,
pero soplaste sobre el barro para que apareciera la vida
como soplo y energía divina que nadie puede destruir.

Por eso, en las palabras del Profeta has anunciado
que abrirás nuestros sepulcros
- también aquellos que los malvados han ocultado-
y nos convocarás de nuevo a la Vida,
al insuflar tu Espíritu sobre nuestra fragilidad y nuestra impotencia,
recordándonos que somos portadores, en nuestro interior,
de ese soplo/ viento/ energía que brotó un día de tu misma misterio
y que nunca las fuerzas del mal podrán devolverlo a la nada.

Tenemos que reconocer, como Pablo de Tarso,
que hemos sido agredidos de muchas maneras, pero no hemos sido derrotados;
hundidos en la perplejidad, pero no en la desesperación;
perseguidos, pero no abandonados;
derribados, pero no destruidos.

Nos hemos encontrado en medio de numerosas adversidades,
unidos a todos los que creen que el ser humano es portador
de un reflejo sagrado de tu misma Vida.

Estigmatizadas durante muchos años,
nuestras víctimas fueron difamadas y condenadas,
como si la pobreza y la inconformidad con la injusticia
las hiciera pertenecer al mundo del mal.
Pero en esa humillación nos ha confortado tu Palabra
hecha carne de nuestra carne en Jesús de Nazaret.

Quien no conoció el pecado
fue juzgado y condenado como blasfemo y perturbador del orden.
Pero es él quien juzgará definitivamente la validez de nuestras vidas,
y si en él hemos sido absueltos, nadie podrá condenarnos.
Él nos enseñó a reconocernos como hijos tuyos; somos hijos en el Hijo;
por eso, ya nadie nos separará de tu amor:
ni los sufrimientos, ni las angustias, ni las persecuciones,
ni el hambre, ni la pobreza ni los riesgos,
ni la muerte, ni poder alguno, ni el presente ni el futuro.

Caminamos con Jesús: el crucificado / resucitado,
en la esperanza de una tierra nueva y de unos cielos nuevos
donde tiene su morada la justicia
y donde Tu vives y reinas
en la serenidad infinita de lo que nunca se destruye
porque eres la fuente última de la Vida y del Amor.
AMEN.

Para limpiar el corazón frente a los escombros humanos
Por muchos años las víctimas de esta Comuna 13 fueron silenciadas para que estos horrores no llegaran a conocimiento del país y del mundo. Por depender de la falsa información que nos suministran los medios masivos,
Perdón, Señor
Las leyes que rigen nuestra administración de justicia dejan la mayoría de los crímenes más horrendos en la impunidad. Por aceptar una justicia manipulada, amañada o amordazada,
Perdón, Señor
Muchas veces callamos y nos resignamos ante los crímenes, porque denunciarlos nos trae problemas. Por evadir las denuncias buscando nuestra tranquilidad y nuestra seguridad,
Perdón, Señor
Muchas veces, cuando las denuncias nos enfrentan con los poderes dominantes, buscamos denuncias simétricas contra los opositores del poder para tratar de atenuar los crímenes del poder. Por cobijarnos con simetrías o neutralidades que nos tranquilicen y nos dispensen de tomar posición clara frente a las injusticias,
Perdón, Señor.
Muchas veces nos callamos por temor a que nos estigmaticen como estigmatizan a los pobres, a los inconformes y como estigmatizaron a Jesús. Por nuestro temor a ser maldecidos como lo fue Jesús,
Perdón, Señor

Tomado de: http://www.javiergiraldo.org/spip.php?article255

sábado, 11 de julio de 2015

Eizabeth Cañas Cano, José Antonio y Diego Fernando

Julio 11-21 de 2000- Julio 11-21 de 2015

Durante los días 11 al 21 de julio de 2000, fueron asesinados por paramilitares la integrante de Asfaddes Elizabeth Cañas Cano, el asesor jurídico de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, José Antonio Hernández y el dirigente del sindicato de trabajadores del Instituto de Seguros Sociales Diego Fernando Gómez.

Los asesinatos de estas tres personas se dieron por los avances dentro de la investigación que se adelantaba por la Masacre de Barranca, quienes en calidad de testigos aportaron datos claves para la vinculación de militares y paramilitares. El primer vinculado a este proceso fue el cabo segundo del Ejército, Rodrigo Pérez Pérez, perteneciente al Batallón Nueva Granada con sede en Barrancabermeja, a quién se le dictó medida de aseguramiento el 12 de agosto de 1998. Sin embargo, a los 8 meses este militar recuperó la libertad provisional por el pago de una fianza de aproximadamente US$150.

Aproximadamente tres años después, el fiscal que dirigió la investigación logró vincular al proceso al paramilitar Mario Jaimes Mejía, alias ‘Panadero’ y a los civiles Álvaro Noriega y Graciliano Alarcón León.

Días antes del asesinato de Elizabeth, El 9 de Julio de 2000, la testigo, había sido perseguida por dos hombres armados y dos días después, el 11 de Julio de 2000, fue ejecutada en Barrancabermeja, Santander mientras se dirigía al Instituto de Seguros, en donde trabajaba; Elizabeth fue interceptada por paramilitares que se movilizaban en una camioneta quienes le dispararon causándole la muerte inmediata.

Elizabeth Cañas era hermana de José Milton Cañas y madre de Giovanny Herrera Cano quienes fueron desaparecidos junto a 25 personas más durante la Masacre de Barranca, ocurrida el 16 de Mayo de 1998, Esta valiente mujer un año antes de su asesinato ofreció su testimonio en calidad de victima junto con su sobrina ante el Tribunal Internacional de Opinión realizado en Toronto y Montreal Canadá que se realizó durante los días 14, 15 y 16 de Mayo de 1999.

Y no bastó con asesinar a Elizabeth, también lo hicieron con los otros dos testigos, el 13 de Julio de 2000 fue asesinado Diego Fernando Gómez, quien era el dirigente del sindicato de trabajadores del Instituto de Seguros Sociales, además fue un destacado líder deportivo de la ciudad de Barrancabermeja. El asesinato de Diego fue en el Centro Auxiliar de Servicios Docentes, CASD, en el barrio Ciudad Bolívar los disparos que atentaron contra su vida fueron a manos de los mismos paramilitares que cegaron la vida de Elizabeth Cañas,los asesinos se movilizaban en la misma motocicleta de placas RX-115.

Ocho días después el 21 de Julio de 200 hacia las 8:30 p.m en el billar San Tropel ubicado en el barrio Tres Unidos, en Barrancabermeja, José Antonio Hernández quien era abogado, economista, dirigente sindical universitario, dirigente popular, miembro del Partido Comunista Colombia PCC, y asesor jurídico de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos. Fue asesinato sus asesinos fueron identificados como paramilitares quienes se movilizaban en la misma motocicleta Yamaha RX-115.

15 años después de la masacre de Barranca, la verdad y la justicia sigue ocultándose, las víctimas y sus familias, saben quiénes son los responsables, pero su verdad no es acogida, es rechazada, estigmatizada y negada.

Han transcurrido 15 años desde el asesinato de Elizabeth Cañas, José Antonio Hernández, Diego Fernando Gómez quienes por ser testigos en los procesos contra paramilitares y altos mandos militares ofrecieron su vida para que algún día la verdad salga a la luz, sin embargo estos crímenes también se encuentran en total impunidad.

Las afirmaciones de diferentes organismos de derechos humanos siguen vigentes al señalar que una de las causas de la impunidad en el país es que no existe suficiente protección para los testigos, victimas, reclamantes y defensores y defensoras de derechos humanos que entregan su vida y su labor con el único fin de exigir justicia y verdad.

Eizabeth, José Antonio y Diego Fernando en la Memoria.
Eizabeth, José Antonio y Diego Fernando Sin Olvido.

jueves, 25 de junio de 2015

Martires de Catatumbo

Foto: Diario La Opinión
Hoy 25 de junio, día de la dignidad campesina, se conmemoran dos años del asesinato de los cuatro campesinos Diomar Angarita, Hermidez Palacio, Dionel Jácome y Edwin Franco quienes participaron en la movilización en Catatumbo. Ellos al igual que muchos campesinos de esta zona del país exigían mejores condiciones para el campo, la creación de una zona de reserva campesina y la implementación de proyectos productivos por parte del gobierno al erradicar los cultivos ilícitos en la región.

Entre el 22 y el 25 de junio de 2013 las balas, los gases y la represión fue una constante en el Catatumbo, Norte de Santander, por parte de las fuerzas del estado, entre ellos ESMAD, Ejército y Policía. Estos tres días fueron de llanto e indignación para el campesinado, ya que allí murieron los cuatro Mártires de Catatumbo a mano de las fuerzas militares. Según investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, tres de los cuatro campesinos fueron asesinados por balas de fusil que provenían del lado de las fuerzas militares.

Hoy están en la memoria y Sin Olvido Diomar Angarita, Hermidez Palacio, Dionel Jácome y Edwin Franco, quienes fueron asesinados exigiendo y buscando vida digna en este país.

miércoles, 10 de junio de 2015

Lilia Suárez y Juber Franco

8 de junio 2013 - 8 de junio 2015

Lilia de Jesús Suárez Guarín y Juber Adolfo Franco Carmona dos colombianos campesinos que desde hace 46 años comparten la vida, el amor y una familia.

Esta pareja se conoció en una pequeña población ubicada al oriente del departamento de Antioquia. Desde ese entonces atesoraron la ilusión de formar una familia.

Juber se desempeñó en la construcción de casas y también como ebanista, fue así como pudo levantar las paredes de su propio hogar; y por supuesto construyó junto a otros habitantes de la región muchas otras casas que abrigarían los sueños de familias humildes y campesinas.

Lilia de gran corazón se dedicó a acoger a niñas y niños del pueblo a quienes en algunos casos, amparó durante largas temporadas debido a la imposibilidad de sus padres para ofrecerles buenas condiciones de vida y cuidado, Lilia atendía estos niños como si fueran los suyos mientras sus padres volvían por ellos.

Por su corazón, solidaridad y amor por el prójimo Lilia y Juber fueron acogidos rápidamente en la comunidad, siendo una de las parejas más queridas por todos los pobladores de la región.

Años más tarde la pareja recibía en el seno de su hogar a tres hijas y un hijo, esto los fortaleció y animó a seguir siendo una familia solidaria, amorosa y preocupada por el bienestar de la comunidad.

Al inicio de los 80´s la violencia social y política que se extendía por todo el país, tocó las tierras en donde Lilia y Juber vivían, y debido al conflicto armado fueron obligados a desplazarse a la ciudad de Medellín. Allí los esfuerzos por sobrevivir aumentaron, pero ellos no se dieron por vencidos, con mucho trabajo lograron garantizar a sus hijos educación, vivienda, alimentación y amor.

Nuevamente su disposición para servirles a otros afloró cuando empezaron a ayudar las familias que llegaban desplazadas, su aporte solidario se sumó a varias iniciativas sociales de protección y acogida.

Así permanecieron durante 25 años y después de superar un desplazamiento forzado y acoplarse a la vida en la ciudad, las expectativas de mejorar las condiciones de vida para ellos les planteaban otras posibilidades para buscar nuevos horizontes, entonces deciden trasladarse a Venezuela.

En el vecino país toman la decisión de comprarse un terreno en las afueras de Ciudad Rubio en el estado de Táchira, donde comienzan en el año 2011 a construir ellos mismos su casa y a plantar una pequeña huerta, éste había sido siempre su sueño al momento de ser mayores.

Con mucha ilusión Lilia y Juber emprenden este nuevo caminar, allí una vez más la comunidad a donde llegaron les acoge y los bautizan cariñosamente con el nombre de“los abuelos”.

Fue en la pequeña casa que aún estaba por terminar pero que ya colmaba su aspiración de vida tranquila, en un lugar de paisajes hermosos y con una huerta alimentada con sus propias manos, donde se les vio por última vez, sin que hasta la fecha se tenga noticia de ellos.



El sábado 8 de junio de 2013 la pareja fue desaparecida, en ese momento Lilia contaba con 63 y Juber con 69 años de edad.

Este fue el día en que sus vecinos los vieron por última vez.

Dos días antes, el 6 de junio, Lilia y Juber a través de una comunicación telefónica con sus hijos habían comentado sobre su preocupación debido a que el día 3 de junio, un grupo de hombres desconocidos intentaron asaltar la casa, pero éstos huyeron ante la pronta intervención de sus vecinos.

Sin embargo desde el 8 de junio no se les volvió a ver y quienes fueron a visitar la casa en busca de alguna pista de su paradero, encontraron la mesa servida con lo que sería su comida el día en que fueron desaparecidos.

El 21 de junio de 2013, los hijos de Lilia y Juber, deciden entablar en Venezuela, la denuncia por su desaparición ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de Rubio, dando luego notificación al Ministerio Público.

Desde ese día han hecho gestiones, que hasta ahora siguen sin respuestas concretas de su paradero, la Fiscalía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio del Interior y Justicia, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Dirección General del CICPC del Estado de Táchira, la Comisión Nacional de Refugio, el Servicio de Jesuitas para Refugiados y la Dirección Política de la Gobernación del Estado Táchira, entre otros no dan respuestas ni adelantos de investigaciones que puedan dar con el paradero de la pareja.

Sin embargo la lucha de sus hijos, familiares y amigos continúa y es así como han tocado puertas en diversas organizaciones sociales y de derechos humanos de Colombia, Venezuela y otros países con las que han podido emitir tres acciones urgentes internacionales.

Aun hoy, dos años después de la desaparición de Lilia y Juber, la familia sigue con la esperanza de conocer su paradero y continúan interponiendo los recursos legales que sean necesarios. Ellos siguen tocando las puertas de organizaciones y personas que quieran solidarizarse con su dolor y que puedan ayudar a encontrar a sus padres, amigos, hermanos, como les dicen de cariño, sus queridos “abuelos”.

Lilia y Juber en la Memoria
Lilia y Juber Sin Olvido