30 de agosto de 1987
La historia de la desaparición
forzada es inhumana, vergonzosa y múltiple. Una historia llena de rostros, con
infinidad de verdades ocultas y de familias que se movilizan para que nunca más
vuelva a ocurrir, rostros que representan dolor, pero también la lucha y la
búsqueda de verdad y justicia.
Con el paso de los años, uno de los rostros que se ha configurado como
bandera de la detención y la desaparición forzada en Colombia es el de Nydia
Erika Bautista; desaparecida el 30 de agosto de 1987, una joven bogotana de 33
años, socióloga y economista, lectora y estudiosa dedicada. Dirigió el
periódico El Aquelarre, participó en 1984 en el sindicato del Instituto
Nacional de Radio y Televisión (INRAVISIÓN) de forma activa. En 1986 fue
detenida por militares de la Brigada 3 del Ejército Nacional, siendo torturada
durante dos semanas, obligándole a firmar una declaración de su vinculación al
Movimiento 19 de abril.
Ese 30 de agosto se encontraba junto a su hijo Erik Arellana, que
para entonces tenía 12 años de edad, en el barrio Casablanca al
suroccidente de Bogotá. Eran aproximadamente a las 6 de la tarde, cuando
al salir de la celebración de la primera comunión de su hijo y su sobrina
Andrea Torres Bautista, hija de su hermana Yaneth, acompañó a una amiga
a coger el bus. En ese momento fue detenida por un grupo de
hombres armados, inscritos a la Brigada 20 del ejército, quienes la
llevaron a una finca en la zona de Quebradablanca en el municipio de
Guyabetal, lugar en el que mantuvieron a Nydia en cautiverio, torturándola
y agrediéndola sexualmente, trece días después su cuerpo se encontró en la
vía Bogotá- Villavicencio, en estado de descomposición lo que imposibilito
la identificación, durante 3 años su familia no supo nada de ella.
El sargento Bernardo Alfonso Garzón perteneciente al Batallón de
Inteligencia y Contrainteligencia “Charry Solano” de la Brigada 20, declaró el
22 de enero de 1991 ante la Procuraduría que dicha unidad fue responsable de la
desaparición Nydia Erika, con el conocimiento y aprobación del coronel Álvaro
Velandia Hurtado, responsabilidad que le sería sindicada hasta septiembre de
1995; Sin embargo, irónicamente, ese mismo año el uniformado fue condecorado en
una ceremonia militar, y sería únicamente hasta 2009, y por presión nacional e
internacional que fue destituido, en decisión confirmada por la Sala Plena del
Consejo de Estado.
A pesar de ello, el crimen, sigue en impunidad, gracias a que Velandia
Hurtado ha apelado a recursos jurídicos para no ser detenido. Incluso en 2013
se anuló la orden de destitución pese a la gravedad de las imputaciones por detención,
desaparición, tortura y asesinato. La Procuraduría señalo que tenía vínculos
con paramilitares y lideraba el grupo Muerte A Secuestradores (M.A.S).
También se relacionaron los nombres de los suboficiales Julio Roberto
Ortega Araque, Luis Guillermo Hernández González y Mauricio
Angarita, sobre quienes la Fiscalía General consideró en su momento tener
pruebas suficientes de su participación por lo que fueron privados de su
libertad. Sin embargo, la defensa de los uniformados alegó la decisión por considerarla
injustificada, debido a que el ente investigador había declarado
su preclusión en 2004. Por esta razón, en 2017 el Consejo de Estado
condenó a la Fiscalía, y ordeno indemnizar a los militares por daños morales y
materiales, dejando de paso al caso de Nidya Erika Bautista sin responsables.
Frente a la búsqueda de la verdad y la justicia la familia de Nydia nunca
ha desistido desde el momento en el que se encontraron sus restos. Un camino
que les ha costado pasar por la estigmatización, la represión, las amenazas y
la violencia, situación que viven miles de familiares de víctimas de
desaparición en Colombia, llevándolos incluso al exilio, como ocurrió con su
hijo Erik, quien vivió en Alemania hasta el año 2006, teniendo que volver a
salir del país apenas 8 años después, al ser hostigado por desconocidos en
2013.
A pesar de la violencia, el dolor y el destierro, su familia no ha
desistido en la lucha por los derechos humanos, de las mujeres y todos
los familiares de las víctimas de la desaparición forzada. Durante su
vida además de ser una mujer intelectual, Nydia construyó escuelas y
jardines en Bosa y realizó trabajo social y de sanidad a integrantes del
M-19.
En su nombre fue creada en 1999 la Fundación Nydia Erika
Bautista, por su hermana Yaneth Bautista, una entidad con enfoque
de género, que pretende conmemorar a las mujeres colombianas que
militan con coraje por la defensa de los derechos humanos y están contra
la desaparición forzada, junto a ello, agrupa mujeres sobrevivientes víctimas
de este delito y las convierte en sujetos sociales; labor que le mereció el
Premio de Derechos Humanos Antonio Nariño.
Rinde homenaje también Andrea Torres Bautista, hija de Yaneth y
sobrina de Nydia, quien es coordinadora del área jurídica de la Fundación.
Entre sus albores está defender a los familiares afectados por el delito
de la desaparición, pero más allá de eso, los acompaña en su dolor. Por
último, su hijo Erik Arellana, dedicado al arte, por medio de la poesía ha
logrado disuadir la angustia, el dolor, la soledad y el odio, en una lucha
llena de significados, así ha conmemorado a Nydia por medio del libro
“Tránsitos de un hijo al alba” y “Memorias vividas en cuadernos de viaje”
así como en sus trabajos fotográficos.
Cada 30 de agosto, su imagen vuelve a las calles como representación
de esos rostros desaparecidos por la violencia y revictimizados por
injusticia del país. En la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas
de desaparición forzada, este y los miles de casos que reposan en los
expedientes judiciales, reflejan además los desafío, retos y alcances de la
paz, así como las exigencias institucional y legislativa al Estado
colombiano, sobre las cuales no ha respondido. Los familiares y la sociedad
colombiana solidaria seguirá preguntándose ¿Quién y cómo se tendrá en cuenta la
verdad? ¿Dónde están los desaparecidos? ¿Habrá justicia?
Nydia Erika Bautista en la memoria
Nydia Erika Bautista Sin Olvido