19 de Agosto de 2011
Las pintas de color sobre el cemento
con su nombre y la figura de 'Felix el gato', hacen que el puente de la
calle 116 con avenida Boyacá se distinga de cualquier otro en la ciudad de
Bogotá. Un escenario de la infamia convertido en santuario dedicado a la
memoria de Diego Felipe Becerra Lizarazo.
Trípido,
como lo recuerdan sus amigos, apenas tenía 16 años de edad. En el graffiti
había encontrado la forma de expresar su sentir y plasmar su identidad con
trazos de pintura en aerosol. Paradojicamente, la misma actividad por la
que le arrebataron la vida es la que permite que hoy su nombre siga
presente en el paisaje urbano de la ciudad.
El
19 de agosto de 2011 fue un viernes, Diego Felipe y sus amigos salieron
a realizar unas pintas en la base del puente, allí la policía los encontró
y persiguió. Trípido se escondió detrás de un árbol, hasta donde llegó el
patrullero Wilmer Alarcón, quien lo increpó para hacerle una requisa, Diego
trató de huir, recibiendo por parte del uniformado un disparo por la
espalda. Lo llevaron a la Clínica Shaio donde poco pudieron hacer para
salvarlo.
Después
de asesinarlo, la policía intentó mancillar su nombre para ocultar la
verdad, presentándolo como un delincuente común abatido tras asaltar
un bus. Alteraron la escena del crimen, sembraron falsas evidencias,
indujeron al conductor del servicio de transporte a dar falso testimonio; en suma,
hicieron un pacto de silencio para defender el 'honor' de la institución.
Sin
embargo, la verdad logró abrirse paso en medio de tantas injurias. En
2012 fueron imputados 13 cargos al patrullero Alarcón por homicidio
agravado, dado el conocimiento previo de que la víctima se
encontraba desarmada. Más tarde, la Procuraduría General de la Nación
sancionó con destitución e inhabilidad por 12 años a los comandantes de la
estación de policía de la localidad de Suba, al subteniente Rosemberg Madrid
coordinador del CAI Andes y el coronel Nelson Castillo, por obstruir la
investigación de la Fiscalía.
Para
el ente de control, las acciones cometidas por los uniformados fueron
gravísimas, puesto que su deber era mantener la escena como fue
encontrada, preservar los derechos del joven, y no presentarlo como un 'falso
positivo urbano', tratando de legitimar su muerte con la imputación de un
crimen inexistente.
En
2016 Alarcón fue condenado a 36 años y seis meses de prisión como autor
material del crimen, sin embargo, hoy se encuentra prófugo de la
justicia. Gustavo Trejos, padre de Diego Felipe y uno de los mayores
luchadores por la reivindicación su memoria, indicó que las autoridades le
aseguraron que hay una circular roja emitida por la Interpol para ubicar y
capturar al asesino, pero no ha tenido efecto porque en su criterio, no le
conviene a dos generales de la república vinculados con la alteración de la escena
lo que el patrullero pueda aportar en al caso.
Tanto
Trejos como otros familiares y amigos han sido revictimizados, hostigados,
presionados y amenazados. A pesar de lo exhaustivo, doloroso y
largo del proceso después de su muerte, los padres de Trípido han sido
protagonistas en búsqueda de verdad y justicia. Además, han propendido por la
protección de los jóvenes grafiteros, apostando por ver a los muros
como medios para comunicar y protestar.
“Después
de la muerte de Diego Felipe ha cambiado la concepción sobre el grafiti. Ahora
en Bogotá hay un marco legal para proteger a estos artistas y la Policía lo
piensa dos veces antes de agredirlos. Nosotros trabajamos por una práctica
responsable del grafiti y nuestro trabajo en algunos barrios de Bogotá es bien
recibido y agradecido por la sociedad” aseguró el padre del joven.
Para
Liliana, su mamá, “Hay algo que los adultos no entienden: no es solo rayar
paredes, no es solo criticar lo que hacen los jóvenes. Tenemos que escuchar lo
que ellos sienten. Ellos pintan las paredes para expresarse porque como
sociedad no los estamos escuchando. El color en las calles relaja a las
personas, la vida para muchos ya no es tan gris”.
El
rostro de Diego Felipe y su sello distintivo, dan vida a los muros fríos del
puente de extremo a extremo. Además su seudónimo artístico pervive en el
'Trípido Fest', un evento que se realiza cada año desde 2011 con
actividades musicales, pedagógicas y artísticas en su memoria, y su nombre
identifica desde 2015 una casa de la juventud en la localidad de Suba.
Diego Felipe Becerra en la Memoria
Diego Felipe Becerra Sin Olvido
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