Febrero 6 de 2004 |
El día 6 de febrero del año 2004
Lucero Henao y su hijo Yamid Daniel Henao fueron asesinados por paramilitares
con la complicidad de la Fuerza Pública en el caserío de Puerto Esperanza
Municipio del Castillo, Meta.
María Lucero Henao nació el 25 de
Julio de 1960 en el Departamento del Valle, desde muy niña tuvo que vivir el
desplazamiento forzado, así su vida se desarrolló en medio del desarraigo y
destierro en diferentes lugares junto a sus padres.
En 1988,
a sus 28 años, llego a Puerto Esperanza con sus nueve hijos; se destacó por su
capacidad de liderazgo, convirtiéndose en integrante de la Junta de Acción
Comunal; así mismo, hizo parte de la Unión de Mujeres Democráticas, movimiento
que aglutinó a muchas mujeres llaneras destacadas por su conciencia
democrática; militante del Partido Comunista y de la Unión Patriótica, lideresa
comunitaria. La transparencia y firmeza de Lucero por defender los ideales
políticos fundados en la justicia social, hicieron de ella una gran promotora y
defensora de los Derechos Humanos.
Su hijo,
Yamid Daniel Henao, en el momento de su asesinato tenía 16 años y se encontraba
estudiando en la Unidad Educativa el Encanto de Puerto Esperanza.
El 6 de Febrero de 2004 a las 10:30 de la noche, Lucero Henao fue abordada en su vivienda; “civiles” armados pertenecientes a la estrategia paramilitar llegaron a su puerta amenazándola y diciéndole que se llevarían la puerta si no abría, por lo que Lucero se vio obligada a abrir; una vez los hombres ingresaron al recinto, tomaron por la fuerza a Lucero y entre forcejeos la sacaron de la casa amarrándola con una cuerda de nylon.
Lucero
es llevada por la fuerza a las fueras del caserío de Puerto Esperanza. Su madre
y sus hijos deciden ir tras ella, pero en el camino los paramilitares señalando
a la familia expresan: “ustedes son unos h.p´s guerrilleros”, los hombres
obligan regresar a las niñas y la abuela, exigiendo que Yamid se quede con
Lucero.
A cinco
minutos de distancia se escucharon varios disparos, pero solo hasta el amanecer
su familia pudo rescatar los cuerpos sin vida. El rostro de Yamid fue
desfigurado por los múltiples impactos de bala que recibió y una oreja fue
cercenada; el cuerpo de Lucero recibió múltiples disparos.
De
acuerdo a las denuncias de los pobladores a lo largo del día 7 de febrero, se
presentaron enfrentamientos entre civiles armados de la estrategia paramilitar
y la guerrilla de las FARC-EP en el caserío La Esmeralda, distante a tres horas
de camino de Puerto Esperanza.
El 5 de
Septiembre de 2008 se obtuvo la indagatoria de Javier Domingo Romero, coautor
material del asesinato de María Lucero y Yamid, en la diligencia se constata su
vinculación al escuadrón Centauros en el año 2002, permaneciendo allí hasta el
2006, año de su desmovilización. Durante su accionar en el escuadrón se
desempeño como patrullero y luego como escolta de alias “Julián”; en febrero de
2004 patrulló en la región del Ariari, bajo las ordenes de Himer Antonio
Pulgarin, alias “Enrique”, durante su trabajo escuchó que María Lucero era
colaboradora de la guerrilla al pasar por Puerto Esperanza cuando era escolta
de alias “Julián”.
Domingo
Romero bajo las ordenes de “Julián” condujo a alias “Gavan” y “Montecristo”
hasta donde Don Miguel Arroyabe, allí recibieron la orden de ejecutar a María
Lucero y su hijo Yamid por ser colaboradores de la guerrilla. Posteriormente
“Gavan” y “Montecristo” fueron dejados en el sector de la Y en el caserío de
Puerto Esperanza, donde estaba ubicada la tropa que ejecutaría la orden al día
siguiente.
Domingo
Romero en su indagatoria confirma que a alias “Montecristo” lo mataron y
escuchó que a alias “Gavan” lo habían matado en Acacias después de la
desmovilización pero esta información no le consta.
Hasta la
fecha se ha constatado que los jefes de “Julián” eran Daniel Rendón Herrera
alias “Don Mario” y Miguel Arroyabe.
Domingo
Romero se acoge a sentencia anticipada, el 18 de junio de 2009 el juzgado
cuarto penal del circuito especializado de Villavicencio profiere sentencia por
coautoría en el delito de homicidio agravado en concurso homogéneo con
homicidio y heterogéneo con el punible de concierto para delinquir
agravado.
Han
pasado nueve años donde la actuación jurídica de la parte civil, representada
en el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, con la Comisión de Justicia y
Paz, ha insistido en la vinculación de unidades militares por acción y omisión
en los crímenes de Lucero y su hijo Yamid. Vinculación que ha negado el aparato
de justicia,
Los
hijos de LUCERO y la Comunidad Civil de Vida y Paz, desde el regreso a la
región en Puerto Esperanza, El Castillo – Meta, continúan exigiendo verdad y
justicia.
Sus
nombres, sus vidas, presentes hoy son símbolo de la resistencia al olvido, son
expresión de resistencia a un aparato de justicia que impone la
impunidad.
Las
nuevas generaciones del Alto Ariari son las y los jóvenes que se han
comprometido a conservar la memoria a través de monumentos, espacios de
memoria, expresiones artísticas y el trabajo en comunidad en busca de justicia,
dignificando la memoria de sus víctimas, demostrando que no podrán callar ni
olvidar lo que personas como María Lucero hicieron por su comunidad.
Lucero Henao y Yamid Henao en la memoria
Lucero Henao y Yamid Henao Sin Olvido
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