25 de agosto de 1987
El 25 de agosto de
1987, esta fecha quedó escrita en la historia como una de las fechas más oscuras y
devastadoras para los defensores de derechos humanos en Colombia. En el centro
de Medellín sicarios paramilitares acabaron en un lapso de 10 horas con la
vida de los docentes y defensores de la vida Luis Felipe Vélez, Héctor Abad
Gómez y Leonardo Betancur Taborda.
El primer asesinado fue Luis Felipe,
quien a sus 33 años de edad, ya era Presidente de la Asociación de Institutores
de Antioquia (ADIDA), Directivo de la Federación Colombiana de Educadores
FECODE, y reconocido luchador por los derechos sindicales de su gremio. Ese
martes, a las 7:30 de la mañana, miembros de la organización paramilitar 'Amor
por Medellín', lo acribillaron con ráfaga de ametralladora frente a la sede de
la organización que presidia. Paradójicamente, algunos días antes en un
discurso había pronunciado una frase casi premonitoria “¡A la vida por fin
daremos todo, a la muerte jamás daremos nada!”.
Del
asesinato de Luis Felipe fue informado el médico Héctor Abad Gómez, un hombre
que dedicó su vida a la docencia, la medicina y los derechos humanos. Sus 66
años de vida le alcanzaron para ser profesor de la facultad de medicina de la
Universidad de Antioquia y catedrático en salud pública. Como periodista
fundó el periódico universitario U-235 y fue columnista en El Tiempo, El Mundo
y El Colombiano, participando también en espacios de radio, donde expresaba su
opinión, cuestionaba y realizaba denuncias de la violencia en Colombia, las desapariciones
forzadas, los secuestros cometidos por las guerrillas y también los delitos
cometidos por los paramilitares, entre ellos, crímenes selectivos a líderes
sociales y a miembros o simpatizantes de la Unión Patriótica (UP);
convirtiéndose en un blanco para los grupos a quienes les incomodaban sus
posturas.
Abad
Gómez fue un hombre que defendió la vida, denunciaba las condiciones básicas
que propagaban la desigualdad en Colombia y siempre se opuso a los crímenes
cometidos contra los inocentes, responsabilizando al Estado y al gobierno, como
actor principal en la promoción de la pobreza, la injusticia y la
violencia del país, indicando que el poder y las prioridades del mismo debían
cambiar. Después de retirarse como docente se dedicó al cultivo de rosas y al
trabajo en el Comité de Derechos Humanos de Antioquia, del cual fue presidente
hasta su muerte.
Antes
de ser asesinado, Abad Gómez lideró una manifestación recordada como 'La marcha
por los claveles rojos' donde tres mil personas protestaron contra la
violencia sistemática contra estudiantes y profesores de la Universidad de
Antioquia simpatizantes de ideas de izquierda. A su lado caminaron Vélez
y Leonardo Betancourt Taborda de 41 años, quien también empeño su vida a
la salud y la educación, estuvo dedicado principalmente a la lucha de los
docentes, y era miembro y militante activo de la UP. Denunciando diferentes
formas de violencia entre 1970 a 1987 como consecuencia principalmente de la
corrupción y el narcotráfico.
Alertados
por la noticia de la muerte de Vélez, Abad y Betancur llegaron a la sede de
ADIDA, allí fueron baleados aproximadamente a las 5 de la tarde, los tres el
mismo día, en el mismo lugar; con el claro objetivo de “anular cerebros” por
parte de los paramilitares. Después de su muerte se decretó un paro de 72 horas
por parte del magisterio antioqueño y se elaboró un pliego donde se
manifestaban su apoyo al derecho a la vida, las libertades políticas y
democráticas. Luego de la muerte de Abad, el reemplazo de la presidencia del
comité de derechos humanos fue Jesús María Valle, quien sería asesinado en
1998.
El
proceso jurídico
Después
de cerrado el caso, el 13 de febrero de 2012, la Fiscalía General de la Nación
reabrió la investigación tras las declaraciones aportadas por el jefe paramilitar
Diego Fernando Murillo alias “Don Berna”, quien aseguró que el responsable de
los crímenes fue Carlos Castaño, quien consideraba a Héctor Abad como un
guerrillero del Ejército Popular de Liberación (EPL).
Para
2014, la misma entidad declaró estos crímenes como de lesa humanidad, tras
comprobar la sistematicidad en los tres casos y como parte del genocidio de la
UP, cometido en coordinación de entidades estatales, narcotraficantes y
paramilitares. En lo corrido de 1987, fueron asesinados 15 docentes
más de ADIDA, y según la organización, desde el año de los asesinatos hasta
2008, 334 miembros de la misma corrieron con la misma suerte.
Legado
Cada
25 de agosto se recuerda a estos anunciadores de verdades y quienes han
evidenciado que su lucha es dura y peligrosa dentro de un juego político y
económico. Cada víctima ha evocado una memoria diferente, ninguna de ellas ha
sido olvidada, el doctor Betancur es recordado por sus amigos, familiares
y algunos de sus alumnos de la Universidad de Antioquia; Vélez, es memorable
por su labor con los docentes al dejar el Fondo Solidario por Muerte a
Educador, de igual forma un grupo de docentes que lo admira creo el Equipo
Magisterial Luis Felipe Vélez que recoge las banderas de este líder.
De
los tres, es tal vez Abad el más conmemorado. Su hijo Héctor Abad
Faciolince, le dedicó su libro 'El Olvido que seremos', título que toma de las
letras manchadas con sangre encontradas en el bolsillo de su padre con el
verso de Borges. Un libro que inspiraría a su nieta Daniela Abad para realizar
junto con Miguel Salazar el documental “Carta a una sombra” estrenado en el año
2015. Su marcha de claveles rojos se sigue
realizando en Medellín y cada 25 de agosto la facultad de salud pública de
la Universidad de Antioquia celebra el día nacional del salubrista, así
como la realización de la cátedra de formación ciudadana Héctor Abad
Gómez. El año pasado la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), publicó
una serie de podcast en conmemoración de 30 años de su asesinato.
Vélez, Abad y Betancur en la Memoria
Vélez, Abad y Betancur Sin Olvido
0 comentarios:
Publicar un comentario