jueves, 11 de octubre de 2012

Jaime Pardo Leal

Octubre 11 de 1987 - Octubre 11 de 2012



Jaime Pardo Leal, maravilloso padre de familia, excelente contertulio, abogado penalista, profesor universitario asesinado en desarrollo de una operación paramilitar como parte de la estrategia de exterminio de sectores del establecimiento colombiano y las fuerzas militares de Colombia del partido Unión Patriótica. 

Por eso fue asesinado, como lo expresó con claridad su hijo Fernando Pardo Flores: “Por el temor que mi papá representaba para el establecimiento nacional y para las clases dirigentes, por la capacidad que tenia de denunciar a los criminales, por sus deseos de cambio y por su voluntad de soñar con un país en paz…

Y así, decenas, centenas, millares de la los asesinados o desaparecidos de la Unión Patriótica, del movimiento social que ha creido en la paz.

Sobre la pretensión de la impunidad y del olvido se ha pretendido cimentar una democracia excluyente durante estos 25 años del asesinato de Jaime Pardo Leal, una expresión popular de las nobles causas de la paz con justicia.

Por su asesinato un proceso penal se abrió sin esclarecer, sin explorar en lo mínimo en la hondura de una estructura criminal y una estrategia que desde la década de los 80 se conformó con la participación de las fuerzas militares, policiales, empresariales y traficantes de drogas.

La investigación penal solo sentenció la responsabilidad de una narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha,llamado el 'Mexicano', quién habría pagado 30 millones de pesos de la época a los sicarios, y el proceso contra el narco se cerró con su muerte en 1989.

Dos años antes de su asesinato se había constituido la Unión Patriótica como una expresión política de paz con justicia, con democracia y con su nacimiento se aceitó una maquina criminal que hasta ese día fatídico de octubre había llegado a la eliminación de 471 de sus militantes.

Las palabras del pequeño Jaime, del locuaz y alegre Jaime, resuenan hoy, en el escenario de paz que se abre, y en ellas, el temor fundado que la traición, que los sectores dominantes no solamente no cedan en nada en sus privilegios, si no que ocultando su rostro de hierro, esos enemigos de la democracia vuelvan a destruir con la mentira y el terror la esperanza. 

Decía Jaime antes de su asesinato: "algunos estamos amenazados de muerte, por nuestra fidelidad desde cuando éramos jóvenes, a la patria, al pueblo, a los trabajadores, y a la causa del socialismo". […] "el enemigo no olvida ni perdona, pero nuestra vida se la hemos entregado a los trabajadores, ellos son sus dueños; pero en el evento de que el enemigo lograra arrebatarnos nuestra vida, bienvenida la muerte porque sabemos que indiscutiblemente, al caer nosotros, de la unión de jóvenes patriotas saldrán los que nos deban representar, los que nos deban reemplazar, los que sigan dirigiendo lo que el pueblo quiere: una Colombia en paz, con justicia y esperanza

Sus palabras están aquí, siendo parte de la memoria popular, de las epopeyas no contadas, negadas o tergiversadas para justificar el exterminio, la persecución, la negación de una democracia plural.

25 años después en medio de los mecanismos de impunidad, en medio del olvido mediático, Jaime es parte de esta historia de indignación ante la simulada democracia, es parte de los sueños necesarios de exhumar en tiempos en que a través de la paz se pretende imposibilitar la identificación de los determinadores y beneficiarios de este magnicidio.

25 años después ese demócrata que se paseo por universidades públicas y privadas creyendo en la paz, él ese pequeño del tic, del vestido que le quedaba suelto, ese pequeño de alma grande es parte de la memoria viviente de una democracia genocida, de una democracia que desde sus restos en la expresiones sociales debe posibilitar la verdad, la justicia en una democracia con justicia social 


¡Jaime Pardo Leal en la memoria
Jaime Pardo Leal SIN OLVIDO!

Sin Olvido

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