junio 7 de 2011 - junio 7 de 2012 - Fotografía Diego Delgado |
Memoria y Justicia
Hoy 7 de junio de 2012 en el primer aniversario del asesinato de la lideresa comunitaria, afrocolombiana, Ana Fabricia Córdoba Cabrera, la evocación de su nombre inspira con su gracia la fuerza feminina, misteriosa y profunda, tierna y radical. Ana Fabricia víctima de la violencia con balas, de la violencia mediática.
Ana Fabricia estaba marcada por la resistencia, la esperanza, en medio de la persecución. Los enfrentó con determinación enérgica y renovada de la denuncia y la organización popular contra los atropellos impunes de las fuerzas militares y policiales, sus estructuras paramilitares y sus bandas, contra desplazadas, niños, jóvenes y mujeres.
Estas denuncias le ocasionaron el desarrollo de los últimos mecanismos de persecución las amenazas de muerte hasta llegar a un proceso de montaje judicial con la acusación de ser colaboradora de las FARC. Falsa acusación que le costó dos meses su vida en la cárcel, antes de ser absuelta.
Por su coherencia, antes de perder su vida, Ana Fabricia tuvo que vivir el insoportable tormento de una madre frente a la muerte violenta de sus hijos. Primero, su hijo, Carlos Mario Ospina, y luego en 2010, Jonatan Arley Ospina. Ana Fabricia acusó a la policía del barrio La Cruz como principal responsable, sin que a la fecha, las investigaciones de la Fiscalía hayan identificado a quien en la verdad real e histórica son los responsables.
Después de la muerte de sus hijos, junto a ese sufrimiento que asumió, esa piel afrodescendiente tuvo que enfrentar la presión violenta de las amenazas por sus denuncias, rechazando siempre, rotundamente, la protección policial que el Estado le ofreció. Razones de fondo le asistieron tras su persecución identificando en las fuerzas del orden los responsables materiales de la estrategia paraestatal que la había desarraigado y quitado sus hijos.
Hace un año Ana Fabricia fue asesinada en Medellin, en un bus en la ruta Santa Cruz, a la luz del día. La ejecución fue obra de un hombre que con un arma con silenciador que le disparó a la cabeza. Sólo en el mes de abril de 2011, Ana Fabricia, había hecho de público conocimiento las amenazas de las que era víctima en la sesión del Comité Metropolitano de Derechos Humanos.
La indagación preliminar por su homicidio ha sido asignada a la Fiscalía 37 de la Unidad de Derechos Humanos de la ciudad de Medellín. La Fiscal del caso ha impuesto múltiples trabas para que las representantes de las víctimas conozcan y examinen el expediente con el fin de hacer seguimiento a la actuación de la Fiscalía. En el marco de la investigación no se ha tomado en consideración el hecho de que era una mujer que hacía parte de varias organizaciones de derechos humanos y de mujeres, y que lideraba propuestas y acciones a favor de la población desplazada.
Un año después queda claro que la impunidad juridica y social quiere abrirse paso y consolidarse invisibilizando móviles, desapareciendo la memoria del valor feminino, afrocolombiano, materno y político de Ana Fabricia Córdoba Cabrera. Ana en y al margen de esa historia de persecución, de la pretensión de sus victimarios de ser exterminada, está más allá de los barrios de Medellín, del desarraigo sufrido de las tierras del Urabá antioqueño, está viviendo en todas esas esperanzas que nunca serán silenciadas
Bogotá, D.C. 7 de junio de 2012
Sin Olvido
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