27 de junio de 1987
José Francisco Ramírez Torres originario de Valledupar, a
sus 33 años era abogado de la Universidad del Atlántico, directivo de la
Asociación Nacional de Abogados Litigantes (ANDAL) profesor de la Universidad
Popular del Cesar (UPC), integrante de la Asociación Nacional de Funcionarios y
Empleados de la Rama Judicial y de “A Luchar”, vocero de la Coordinadora
Obrero-Campesina y Popular del Cesar.
En 1987 en el departamento del Cesar se vivía un descontento
por los abusos y atropellos contra los pobladores campesinos y contra los
dirigentes comunitarios por parte del Estado colombiano y por grandes
terratenientes, llevando a que se diera un paro cívico, el cual apoyó la Unión
Patriótica, el Frente Popular, Democracia Popular y la Coordinadora
Obrero-Campesina y Popular del Cesar.
Este paro inició con una marcha que empezó en Norte de
Santander y terminó en la plaza Alfonso López de Valledupar, durante varios
días esta plaza fue el centro de la protesta campesina que exigía garantías en
cumplimiento de sus derechos y de frenar la violencia por los atropellos del
Estado.
Las manifestaciones finalizaron cuando se hizo un acuerdo
entre la gobernadora María Inés Castro, el 12 de junio, este día todo terminó
pacíficamente. Después de la protesta inició una ola de violencia sin freno
contra los partidarios de izquierda, líderes comunales, campesinos y contra
miembros de la Unión Patriótica, quienes empezaron a recibir amenazas.
Luego de ello, se empezó una campaña de estigmatización en
contra de las marchas realizadas, lo que había iniciado como una toma
campesina, fue convertido en una “toma guerrillera”.
Francisco como vocero y negociador por parte de la
Coordinadora en las protestas realizadas, fue víctima de amenazas por la Fuerza
Pública en el departamento, principalmente por mandos militares. Días después
en el parabrisas de su auto recibió un panfleto que lo declaraba blanco militar
y decía “que sus días estaban contados”.
Fue así como el 27 de junio de 1987 fue asesinado en el
barrio Garupal de Valledupar, mientras le cambiaba una llanta a su carro y
cuando estaba a poca distancia de llegar a su casa. Cuando se bajó a cambiar la
llanta dos paramilitares mientras pasaban en una moto le dispararon a Francisco
y su vida fue segada.
En ese momento su esposa Daisy Rodríguez y sus dos niñas,
una de cinco y de dos años se despidieron de un hombre que defendió y unió al
campesinado.
Desde este asesinato se dio inicio a la eliminación
sistemática de los militantes de la Unión Patriótica en el departamento. Su
muerte suscitó mucho dolor e impotencia, pero su memoria despertó la
indignación y la resistencia en contra de los abusos cometidos contra la
población campesina, lo que alentó a otros habitantes a tomar la vocería contra
las injusticias.
José Francisco Ramírez en la Memoria.
José Francisco Ramírez Sin Olvido.
Imagen: Coordinadora del Comité de Impulso del Sujeto de Reparación Colectiva de la UPC/Voces Silenciadas
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