lunes, 27 de mayo de 2019

Juan David Quintana Duque

27 de mayo de 2015

El 27 de mayo de 2015 fue asesinado Juan David Quintana en el barrio popular II de la comuna 6, Medellín. Juanda, como era llamado cariñosamente era defensor de derechos humanos, miembro de la Mesa de Derechos Humanos del Valle de Aburrá. Era una persona apasionada por el trabajo comunitario, egresado de la Uniminuto como comunicador social, fue un gestor cultural y artístico y trabajó en la red de bibliotecas públicas de la alcaldía.

Juan David, quién para entonces tenía 34 años y también se había desempeñado como un líder comunitario de la Comuna Seis, en el barrio Doce de Octubre, en Medellín, una zona en la que además había vivido por décadas junto a su esposa, dos hijos y su madre. Fue fundador de Movilicémonos Pueblo un colectivo urbano desde el año 2006, el cual, además estaba vinculado a Marcha Patriótica en Antioquia.

Lideró el Núcleo del Pensamiento, era promotor de la lectura y bibliotecario. En el año 2011, Juan David ingresó al Consejo de Padres de la Institución Educativa Santander y desde allí denunció el maltrato físico y psicológico al que eran expuestos los niños y niñas de la institución.

El líder había enviado una carta que constataba la situación y daba cuenta de las denuncias. Luego de esto, la respuesta fue una amenaza que lo obligó a desplazarse. Tiempo después le fue posible retornar, es así como continúo con su labor y en el año 2015 denunció el mal manejó que se le estaba dando a los recursos de Presupuesto Participativo y la forma en que estos recursos públicos estaban siendo aprovechados por paramilitares.

Desde entonces, se fijó a Juanda como objetivo militar de los criminales en Medellín. Sin embargo, reiteró las denuncias puesto que estos dineros podrían favorecer intereses políticos y criminales, haciendo énfasis en la problemática del cobro de las “vacunas” y las pequeñas extorsiones que sostenían actividades ilícitas en la ciudad. Al mismo tiempo, el defensor para entonces encontró un espacio para promover sus iniciativas de lectura popular y grupos de Hip-Hop.

Luego, en 2015 mientras estaba cursando un diplomado de artesanías en la Biblioteca España, el 27 de mayo de dicho año fue asesinado por sicarios en una moto, quienes con sevicia perpetraron el crimen y silenciaron esa voz que defendía la dignidad humana con 25 disparos de una subametralladora. Juanda cayó al suelo al lado de su moto, los verdugos huyeron impunes del lugar.

Su muerte fue consumada en un sitio en el que existen cuadrantes de policía permanentes y posterior a los hechos la institucionalidad quería dañar la imagen del defensor para ocultar el crimen, la Alcaldía como la policía propagaron ideas erradas sobre Juan David, el coronel en retiro Sergio Vargas, para entonces secretario de seguridad de Medellín afirmó por Blu Radio que tenía antecedentes y cuestiono su condición como defensor de derechos humanos.

Todo ello como una estrategia para estigmatizar y perseguir la labor de este defensor. Aún siendo vilmente asesinado su nombre fue utilizado para mantener la impunidad, sabiendo que habría sido asesinado por paramilitares de la oficina de Envigado. Aunque el crimen es impune y a pesar de las maniobras para manipular los hechos, Juanda y su memoria sigue viva junto a sus ideas, con sus familiares, amigos y académicos con los que compartió, quienes lo recuerdan hoy con un mensaje de esperanza que dice “En el mundo se ha desatado un tráfico de sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte”. 

Juan David Quintana en la memoria
Juan David Quintana Sin Olvido


domingo, 26 de mayo de 2019

Genaro Potes

 26 de Mayo de 2016.


Yo soy hombre del campo o mejor dicho soy campesino así que les ruego, suplico y pido, ya no más preguntas, no me jodan más” Jorge Veloza

Genaro Potes fue asesinado el 26 de mayo del 2007 en la vereda Campo Alegre por militares del Batallón 21 Vargas de la brigada séptima del ejército y también quienes manifestaron asesinar a los pobladores del corregimiento de Puerto Esperanza, municipio El Castillo. 

Los hechos ocurrieron desde el sábado 26 de mayo, cuando Genaro se desplazaba desde la casa de su hermano ubicada en la vereda Campo Alegre, del municipio El Castillo (meta), hacia la vereda Puerto Esperanza, movilizándose a caballo. Siendo las 4 de la tarde fue detenido por militares del Batallón 21 Vargas a cargo del comandante de apellido Ferro. 
Hacía las 6:25 p.m. en la Zona Humanitaria de la Comunidad Civil de Vida y Paz, se escuchó un explosión y ráfagas de fusil, pero según los pobladores no se presentaron combates en el lugar.

Con su camiseta Blanca y pantalón azul, éste campesino tradicional de la región había sido desaparecido sin dejar rastro. Al día siguiente se despertó la preocupación en sus familiares y amigos e iniciaron la búsqueda exactamente el día domingo 27 de mayo, acudiendo al Ejército Nacional establecido en la zona, preguntando si sabían algo de Genaro, pero estos desde un principio negaron que tenían en su poder al poblador, sin embargo, la Defensoría Municipal presionó un par de veces, y ellos indicaron nuevamente que no sabían nada. 

El día 28 de mayo en la emisora Colombia Estéreo, se informó que el Ejército Nacional se había enfrentado con la guerrilla y que habían dado de baja a un guerrillero y en el municipio de Granada (Meta). 

Según las versiones de algunos campesinos vecinos de la zona, que fueron testigos de los hechos, afirmaron que Genaro fue amarrado en un cultivo de cacao, al lado de una escuela de la vereda Campo Alegre. 

El ejército ya le había preguntado a un campesino que pasaba por el lugar en el momento de la detención, si sabía quién era Genaro, y él indicó que lo conocía como un hombre trabajador y honesto del lugar, aun así, los soldados ya lo habían señalado como guerrillero. 

Consecutivamente, algunos miembros de la familia de Genaro, se dirigieron a Medicina Legal del Municipio de Granada para solicitar la entrega del cuerpo, pero su petición fue negada por los funcionarios, argumentando que no poseían la cedula de Genaro, sin embargo, su familia testifica que al momento de su detención y asesinato él llevaba sus documentos de identificación. 

Los miembros del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI y la Fiscalía, los citaron al reconocimiento del cuerpo, para confirmar hicieron algunas preguntas, lo familiares al responderlas, no sabían de la cicatriz que tenía Genaro en uno de sus dedos de la mano y les negaron la entrega de su cadáver. 

Su cuerpo manifestaba signos de tortura y un disparo en la cabeza, sin piedad y sin justicia alguna, la vida de un ser humano, dedicado a la labor tradicional de la región fue arrebatada por la fuerza militar. 

Ante todos estos crímenes y amenazas, la población de la región y quienes pertenecían al Sindicato de Trabajadores Agrícolas Independientes del Meta, manifestaron gran preocupación por todas las injusticias, ilegalidades y agresiones que realizan las unidades de estrategia militar encubierta de la Séptima Brigada que operaba en la zona. 

Militares de la Brigada séptima después de la ejecución y sepelio de Genaro Potes expresaron a varios pobladores del sector, si llegaba a llamar el Coronel preguntando sobre el combate, le respondieran que si hubo enfrentamiento y pidieron el número de algún poblador para que reafirmaran el supuesto combate. Dejando en evidencia el miedo de los militares frente al asesinato de un campesino y no de un guerrillero como ellos lo sostenían. 

Genaro Potes de 51 años de edad presentaba características de salud mental y físicas anormales que se notaban a simple vista, lo cual lo hacía poseedor de un cuidado especial por la gente que lo rodeaba, sin embargo, por parte del Ejercito Nacional estos tratos fueron violados. 

El año anterior a su muerte Genaro ya había sido amenazado, según la declaración del registro único de población desplazada del 2006 de la Corte Constitucional, Genaro fue desplazado internamente del municipio El castillo de la vereda Los Alpes, hasta la Vereda Caño Embarrado. 

Hacia las tres de la tarde, el 29 de mayo, fue entregado el cuerpo de Genaro y trasladado a Medellín para el sepelio. Su crimen quedó en total impunidad, pues la política de “seguridad democrática”, fue la estrategia contrainsurgente en la región del Alto Ariari desde el 2002, presentando a campesinos, menores de edad y personas con enfermedades mentales como “guerrilleros muertos en combate”, y por parte de la justicia no hay investigaciones sobre la veracidad del crimen ocurrido en Meta. 

Estos crímenes perpetrados por el Batallón XXI Vargas han dejado en la población dolor, lágrimas, injusticia y violación de los derechos a los campesinos de la región.

Genaro Potes en la memoria.

Genaro Potes sin olvido.