Abril 19 de 2005 - Abril 19 de 2014
Un 19 de abril, hace nueve años, en la ciudad de Buenaventura, asesinaron a once jóvenes, sus cuerpos fueron encontrados dos días después con signos de tortura, al lado de ellos colocaron un joven más, asesinado el día anterior.
Ese día los jóvenes fueron sacados uno por uno del barrio Punta del Este en una motocicleta y reunidos frente a una casa ubicada en el barrio Santa Cruz, de Buenaventura. En ese lugar los estaban esperando varios hombres, quienes los invitaron abordar un colectivo de servicio público que los llevaría al sitio donde supuestamente se realizaría el partido de fútbol bajo el engaño de jugar un partido de fútbol donde el equipo ganador se llevaría 200.000 pesos.
Cuando se encontraban a las afueras de la ciudad el vehículo fue desviado de la ruta y abordado por cuatro hombres más, los armados se identificaron como paramilitares. Las unidades de estrategia militar encubierta de tipo paramilitar, desviaron el vehículo hasta el estero de San Antonio-bodegas de Cilano, sitio que se conoce en Buenaventura como el cementerio clandestino creado por las estructuras paramilitares.
Al llegar al sitio, obligaron bajar del vehículo a los once jóvenes, con los cordones de sus propios zapatos, les ataron las manos a la espalda y de forma abrupta los obligaron a tirarse al piso y posteriormente asesinados con disparos a quemaropa en la cabeza.
Los cuerpos sin vida de los once jóvenes fueron arrojados al mar, sin piedad alguna, sin sepultura digna, sin decir las últimas palabras, sin despedirse del mundo externo, sin cumplir los sueños, sin construir una vida digna y sin el derecho a seguir viviendo.
Dos días después, los cuerpos sin vida de los once jóvenes fueron encontrados junto a un cadáver más, otro joven asesinado por las mismas estructuras, parece ser que su asesinato fue el 18 de abril y a la fecha no ha sido identificado.
La investigación que fue iniciada con el radicado No.2164 por parte de la fiscalía 38 de la unidad nacional de derechos humanos de la fiscalía con sede en Cali. El investigador dijo tener los méritos suficientes para decidir la ruptura de la unidad procesal y pasar a juicio, en la premura de mostrar resultados, a nueve paramilitares varios de los cuales habían participado en procesos públicos de desmovilización con el gobierno.
En el radicado No. 2006-00117, el Juzgado Segundo Penal de Circuito Especializado de Buga, adelantó la etapa de juicio y declaró sentencia condenatoria contra cuatro de los paramilitares, sin embargo dejó muy claro que para él no hay méritos en la investigación adelantada por la fiscalía que comprueben la pertenencia de los condenados a estructuras paramilitares, por lo que su actuación obedeció a juicios de delincuencia común.
Los condenados a cuarenta años de prisión fueron: JOSE RAMON RENTERIA VALENCIA, GUIDO FRANCOIS MATAMBA MANYOMA, CARLOS JAVIER CAICEDO GRANADOS Y DAGOBERTO CAICEDO BENITEZ, por delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego y municiones.
Del mismo modo, el juez remitió a los restantes cinco paramilitares, uno de los cuales se reconoció como desmovilizado del “Bloque Calima” y conocido como ¨ el chespi¨, su verdadero nombre es JEFFERSON BONILLA GÓMEZ. También fueron absueltos los paramilitares EVERT GONZALEZ VALENCIA, MANUEL ANTONIO RODRIGUEZ, GOBERT CARABALI GOMEZ Y HAROLD WILSON CASTILLO FIGUEROA. Esta decisión fue tomada por el juez cuando afirmó que no se encontraron méritos que demostraran su pertenencia a un grupo paramilitar ni participación en la masacre.
La Sentencia fue solicitada por la defensa de los victimarios y fue remitida al Tribunal Superior del Distrito de Buga- Valle, quien confirmó la sentencia de octubre de 2008. Tres de los cuatro condenados interpusieron recurso extraordinario de casación contra la decisión del Tribunal, el cual fue concedido el 02 de marzo del 2009.
Hace 8 años los familiares estaban en espera de la decisión del Tribunal Superior de Cali para que se ratificara la decisión de condena. Y pasaran los años y los familiares seguirán sin respuestas sobre el por qué fueron masacrados sus hijos, quienes dieron la orden, quiénes se han beneficiado con este crimen.
La justicia solo se ha dirigido algunos autores del crimen, los desconocen como parte de las estructuras paramilitares e hicieron ver este crimen como un ajuste de cuentas. No se ha indagado por la responsabilidad en acción y omisión de la policía del municipio de Buenaventura, además las estructuras que mantienen militarizada la vida de los pobladores del barrio Punta del Este y demás barrios de bajamar en este puerto del pacífico.
La Fiscalía dentro de la investigación, tan solo ubicó la “responsabilidad”, con frágil material evidenciable, en nueve paramilitares pertenecientes al denominado “Bloque Calima”, pero nunca los vinculó a quienes se han reconocido públicamente como sus comandantes, como el caso de Diego Murillo conocido como “DON BERNA” y de Éver Veloza o Hernán Hernández conocido como “H.H.”.
Los paramilitares y sus beneficiarios desarrollaron la mejor estrategia de terror. Engañar a jóvenes para jugar un partido de fútbol, y luego en un escenario de alegría asesinarlos. Así fue el inicio del terror que hoy se expresa en las Casas de Pique.
Esa masacre de jóvenes afrocolombianos sigue en la impunidad pero la memoria colectiva no la olvida, sigue clamando justicia, identificación de victimarios o mejor de sus beneficiarios que hoy hablan del desarrollo excluyente, en barrios que se han convertido en parte de un Puerto Dulce, de bodegas modernas.
En la memoria aún negada de los afros de Buenaventura: Javier Borja, Concepción Rentería Valencia, Carlos Arbey Valencia, Pedro Paulo Valencia Aramburo, Rubén Darío Valencia Aramburo, Pedro Luis Aramburo Cangá, Alberto Valencia, Mario Valencia, Víctor Alfonso Angulo, Leonardo Salcedo García, Iber Valencia, Jhon Jairo Rodallega.
Jóvenes Punta del Este en la Memoria.
Jóvenes Punta del Este Sin Olvido.
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