Mayo 01 2005- Mayo 01 2013
La persecución continúa, la represión no se acaba, un monstruo sin cerebro ni corazón hace 8 años se llevó por delante a uno de los capullos de la esperanzadora primavera, para quien su vida estaba empezando, a quien el mundo estaba descubriendo.
Hoy recordamos a un joven, un joven de quince años. Hace 8 años el 1ero de Mayo del 2005 durante las manifestaciones del día del trabajo, integrantes del escuadrón móvil antidisturbios de la policía nacional ESMAD, en un ejercicio represivo del uso de la fuerza hirieron gravemente a Nicolás Neira, quien recibió una golpiza hasta quedar inconsciente.
La gigantesca marcha del Día del Trabajo, de sindicalistas, campesinos, estudiantes, desempleados, activistas entre otros, caminó de manera no-violenta por la carrera 7 de Bogotá. La manifestación no sólo recordó a los Mártires de Chicago, sino que además denunció la precaria situación económica y social que se vivía y vive en el país, además exigió un alto a las negociaciones del TLC e hizo públicas las atrocidades cometidas por el actual gobierno. Brutalidades que también ocurrieron ese día cuando el ESMAD empezó a lanzar gases lacrimógenos sin ninguna razón y procedió a reprimir violentamente a los manifestantes, golpeándolos con bolillos y balas de goma. Nicolás no pudo correr tanto y cayó al piso asfixiado por los gases, luego fue alcanzado por un grupo de agentes del ESMAD, quienes en un número superior a 8, lo patearon y golpearon boca abajo, sádicamente en medio de su más completa indefensión. Tendido en el piso, con sus ojos impregnados de esperanza mirando al cielo, el joven estudiante fue rodeado por agentes del ESMAD, mientras mucha gente se solidarizaba, denunciando el hecho y pidiendo ayuda médica para el joven.
Nicolás, fue finalmente llevado por algunos compañeros al Cami de La Perseverancia. Ahí, Nicolás esperó por unas horas hasta que fue trasladado al Hospital de Saludcoop. Seis días después los médicos de la clínica Jorge Piñeros Corpas anunciaron su muerte, causada por un trauma cráneo encefálico, resultado de los golpes que brutalmente se le dieron en la cabeza.
Los agentes involucrados en el homicidio, aseguraron que los golpes que sufrió Nicolás fueron producidos por un grupo de ‘metaleros’ y ‘punkeros’ que iniciaron un ‘pogo’ en medio de la marcha. Además aseguraron que ellos no habían hecho presencia en la zona. Sin embargo, la evidencia visual era contundente, igual que los testimonios de las personas presentes el día del asesinato, otra mentira, dicha por una institución a la que se le permite masacrar a la juventud del país cuando el Estado legitima las acciones brutales de la policía.
Nicolás es una de las tantas víctimas de la violencia estatal que desde la conformación del cuerpo represivo del ESMAD en el 2002, ha cobrado la vida de más de 50 personas y un sin número de atropellos y maltratos físicos a personas y comunidades que se han manifestado ante leyes injustas o han protestado por alguna inconformidad frente a actos que atentan contra la vida, el territorio, la dignidad o la integridad colectiva.
Después de su muerte, lo sucedido con Nicolás se convirtió en un caso más de impunidad Estatal. La Policía, los paramilitares y los grupos fascistas hicieron su trabajo: se encargaron de amenazar, perseguir e incluso intentar matar, a los testigos, los abogados, la familia y los compañeros y compañeras, que trabajaban por la verdad, el esclarecimiento y la denuncia del caso.
Yuri Neira, padre de Nicolás, ha sido amenazado en diferentes oportunidades y ha tenido que salir del país.
Los Tribunales y organismos de control por su parte dilataron, borraron, perdieron y rechazaron el caso con el fin de garantizar la impunidad convertida en silencio.
Pese a ello, un Juzgado fallo y le ordenó al Estado indemnizar económicamente a su familia, fallo que el Gobierno convirtió pronto, en un intento por poner punto final a su caso y enterrar en el olvido la vida de Nicolás.
El fallo de primera instancia ordena al Ministerio de Defensa, la Policía Nacional y al Esmad cancelar más de 160 millones a todos los familiares de la víctima.
Para Yuri Neira, padre de Nicolás, la decisión hace gala a la impunidad y asegura que no se haga ninguna sanción simbólica y ejemplarizante para dignificar el homicidio de su hijo.
El caso además fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que determinará si se tramita o no, un nuevo proceso contra el Estado colombiano por el abuso de fuerza cometido por la Policía Nacional.
Por su parte Yuri Neira, sigue trabajando por la construcción de la Fundación Nicolás Neira, con la que espera denunciar este tipo de abusos de la Fuerza Pública contra la ciudadanía. Y asegura que si el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en segunda instancia, eleva el monto de la indemnización a la que tiene derecho, todo irá destinado a la conformación de la fundación.
El caso de Nicolás David Neira Álvarez sigue en absoluta impunidad, a pesar de la indemnización planteada por el estado, ningún policía o miembro del ESMAD ha sido acusado formalmente por la muerte del joven de 15 años.
La Fiscalía lleva ocho años investigando. En un primer momento lo investigó un juez penal militar porque se consideró que esa no era una violación de derechos humanos. Después de una larga batalla jurídica se reconoció que si lo fue y hoy una Fiscalía encargada de investigar casos de violación a los derechos humanos tiene el caso desde hace cinco años pero sin mostrar avance en absoluto.
Nicolás se ha convertido en un símbolo, Nicolás no ha muerto, él vive en todos los jóvenes que con sus ideas luchan, crean, resisten. Nicolás vive porque no ha sido olvidado, porque representa un sueño, una esperanza colectiva de un cambio de sociedad.
Hoy se pronuncian contundentes palabras de no al olvido y profundas evocando no solo a Nicolás sino a todo los jóvenes, las flores que han sido pisoteadas y arracadas violentamente, es hoy y siempre que Nicolás debe impulsar a la juventud y a la sociedad en general, para que comiencen procesos de transformación contra la impunidad y la injusticia.
Nicolás Neira en la memoria
Nicolás Neira Sin Olvido
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