13 de agosto 1999 - 13 de agosto 2012 |
Jaime Garzón la expresión crítica ante los poderosos en múltiples lenguajes ironizados, mofados, puestos al descubierto, desmoronados en sus verdades hechas pública, Hizo ruborizar el poder político, económico y militar, y su correlato en la video política, sus absurdos, sus incoherencias, sus contradicciones y sus privilegios como expresión de su puro carácter antidemocrático.
Memoria y Justicia
Durante estos tres días en Bogotá, la alegría inteligente, original, inundó con su voz las calles de Bogotá, su memoria en monumentos ha sido recreada, en la memoria viviente de una historia a través de su hermana Marisol.
El poste en que se detuvo el carro en que murió asesinado a las 5:45 a.m. el viernes 13 de agosto hace 13 años, ayer fue repintado con los colores de la bandera de Colombia. Ese poste que contuvo la camioneta y la cabeza en el timón, de quién pensó el país e hizo este país con otra perspectiva de poder.
En el mismo barrio Quinta Paredes se encuentra, unos metros más allá, el perfil del caminante con una bandera de Colombia, la que las imágenes en los medios recuerdan en la región de Usme, ondeando la bandera como alegoría por la paz. La imagen de la sonrisa entusiasta del que era capaz de descubrirse asimismo tímido pero capaz de arriesgar su pensamiento con la teatralización de la política, con la develación en la magia de las palabras y de las risas, con la mirada desde los de abajo, los abusos del poder político y militar.
Por eso se ha conocido que muchos políticos le temían, que los militares se sonrojaban al verse destapados ante tantos de sus horrores. Para algunos el crimen realizado a través de la estrategia paramilitar fue la posibilidad de la venganza ante la desnudez del poder. Cinco disparos ese viernes 13 propinados por dos sicarios que se perdieron en una moto de alto cilindraje hacia el oriente de la ciudad.
Uno de los exmandos paramilitares, Diego Fernando Murillo, ha indicado que este asesinato fue ordenado por quienes detrás han movido los hilos del paramilitarismo. Aún las investigaciones no han llegado a donde deben llegar, más allá de un mando del DAS, Miguel Narváez, en quién todos indican una corresponsabilidad, no se han vinculado a la investigación militares de alto rango, aquellos que se encontraban molestos con la risa que despertaba la imitación a los militares, se ha ocultado esa mano oscura del Comando General de las Fuerzas Militares que participó en este homicidio. Todo es silencio, todo es parte de una tumba, de un pacto sagrado de impunidad.
Mientras el expediente de Jaime acumula polvo en la Fiscalía, un día tras otros, en una actividad procesal de ocultamiento, después de 13 años, las investigaciones ubican, otro chivo expiatorio, Carlos Castaño. Detrás de él se ocultan los militares de alto rango, que hoy aún retirados ejercen poder real.
Hoy 13 años después en la memoria, el núcleo familia de Jaime, quiénes permanecen o se encuentran a su lado, enfrentan la impunidad en dibujos, en puestas en escena, en música, en rituales que develan el rostro profundo de iniquidad y de inequidad de este país llamado Colombia.
Marisol recuerda que en la traducción de la Constitución por la Comunidad Wayú con la que trabajó Jaime, le llamó mucho a la atención como tradujeron el artículo 12 de la Constitución Nacional: “Nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos, ni degradantes”.
Y la versión Wayú reza: “Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente”.
Marisol habla, se ríe y escribe en su memoria “un grito silencioso que lanzo desde muy adentro porque ese hermano del alma, como lo es para Jorge y para Alfredo, lo único que hizo fue ser un conciliador permanente, nos concilió con la risa, con volver las cosas trascendentales, quizás un poco menos trágicas”.
Y eso es nada, de un todo.
Sin Olvido
Bogotá, D.C. 13 de agosto de 2012
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